Por Marilys Suárez Moreno
Ese acto repetido durante siglos en distintos confines del orbe va mucho más allá del simple hecho de alimentar al recién nacido; es obligación y satisfacción para las madres, ya que contribuye a trasmitirle al bebé confianza, seguridad, amén de que, emocionalmente lo ayuda mucho, por el intercambio de caricias y miradas que se establece entre la madre y su hijo o hija.
Y justamente esta primera semana de agosto el mundo celebra la semana Mundial de Lactancia Materna, iniciativa tendente a fomentar el amamantamiento y a mejorar la salud de las y los bebés.