Por Marilys Suárez Moreno
En Cuba, niñas y niños tienen garantizados desde su nacimiento todos sus derechos, incluidos su protección y sano desarrollo. Mas las primeras nociones de convivencia humana las reciben en el hogar, con la familia., donde se sientan las bases de su formación integral, moral, física, estética, laboral, patriótica, ética.
Cuando se habla de amor a la verdad, del principio de la honradez, de la honestidad y la vergüenza ciudadana, cosas tan fundamentales en la vida del ser humano, deben establecerse, como siempre decimos, desde la cuna y, por ende, es muy importante que todo lo que rodee a la niña o niño esté impregnado de esos preceptos, ya sea en el hogar, la escuela o el barrio.
Cada infante es una personalidad diferente y como tal hay que verles y así tratarles. Hablar de las diferencias, pero sin emitir juicios acerca de ellas, favorece la situación y aunque ninguna mamá o papá hace diferencias entre sus hijos e hijas, si les tratamos en ocasiones de manera diferenciada. Y la respuesta es simple. “Es que ustedes son muy diferentes, lo cual es maravilloso. Por eso tengo que tratarlos de manera distinta”.