Tercer domingo de julio. En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó que se instituyera en todos los países un Día Universal del Niño y sugirió a los gobiernos celebrar dicho día en la fecha que cada país estimara conveniente.
Por Marilys Suarez Moreno
¡Qué rico, llegó el Día de los Niños! La exclamación de Daniela alertó a la familia de la fecha que se avecinaba y para la cual la pequeña de la casa estaba lista. Dany, su vecino y compañero de aula de primer grado, se lo había dicho esa mañana, cuando le escuchó a su mamá comentar sobre la fecha, ya a las puertas el próximo domingo.
Y sí, como cada tercer domingo de julio, la celebración en Cuba toma ribetes de jolgorio e involucra a toda la familia, cómplice perfecta de la fiesta infantil. Un pretexto magnífico para estimular la imaginación y llenar de bellos colores los derechos infantiles de niños y niñas, incluidos el de su bienestar y alegría.
La fecha rinde homenaje a la inocencia, la ingenuidad, el gozo y la inteligencia infantil y, como tal, será una jornada diferente, marcada por los sueños y la felicidad de los peque de toda Cuba, porque casas, parques, plazas y poblados de todo el país han puesto su mejor empeño en hacerles la mejor celebración a esos duendecillos que nos animan la vida y son la felicidad de todos, porque son el futuro de nuestra sociedad.
Para este día dedicado a los infantes hay muchas diversiones y los encargados de proporcionarles un disfrute feliz en su día han preparado disímiles actividades con juegos didácticos, tradicionales y múltiples variedades, incluidas las circenses y musicales, para el disfrute de la concurrencia infantil a las diferentes instalaciones preparadas para la ocasión y como parte de la estación estival.
Con la complacencia de los que obran para la felicidad infantil, el programa diseñado para la expansión de la infancia en su día contempla actividades deportivas, danzarias, musicales, artísticas, plástica y de otras artes, insertadas todas en diferentes espacios de disfrute natural.
Hogares de niños sin amparo filial, escuelas especiales y de formación integral, hospitales pediátricos o con salas especializadas en la atención infantil tendrán un espacio para este empeño y que la felicitación y la alegría alcancen a toda la infancia en este día puramente suyo.
La fecha rinde homenaje también a Fidel, quien en 1974, durante la inauguración del Palacio de Pioneros del Parque Lenin, expuso: “Como regalo a los maestros y a los padres, vamos a proponer que el Día del Niño sea el tercer domingo de cada mes de julio.”
Desde entonces, la fecha es una gran fiesta para los que en el país tienen garantizada una infancia plena y feliz.
Dedicar un día a la niñez, cada tercer domingo de julio, es un llamado también a reconocer sus necesidades e intereses, gustos y complacencias. Más que eso, el país ha creado todo un cuerpo legislativo que garantiza la supervivencia, desarrollo y protección de su población más joven y su formación feliz incluye disfrute y sano esparcimiento.
De hecho, la alegría contagiosa de nuestros niños cualquier día, máxime en vacaciones y en su tercer domingo de julio, tiene siempre connotaciones especiales. Más aún en este Modo Verano, porque promueve actividades regidas por la máxima martiana de que “los niños son la esperanza del mundo”.
Así, protegida y segura, en un entorno familiar y social que vela por ella y trata de que perdure la alegría que le asegura una vida pertinente, la infancia cubana volverá a disfrutar de su jornada y, como suele suceder, parques, centros recreativos y otras instalaciones, incluyendo las deportivas y las preparadas en los barrios, se volverán a repletar de traviesos juguetones, dichosos de retozar y compartir, a la par que echan al vuelo las campanas de la felicidad y la inocencia.
Por eso, la fecha del domingo tiene esa connotación especial que promueve la alegría, el divertimento y la felicidad a que todo infante tiene derecho.
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