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miércoles, 25 de junio de 2025

Una condición cardinal


Por Marilys Suárez Moreno

La cuestión básica en la crianza y educación de los hijos e hijas es amarlos y hacérselos saber. Esto no es una técnica ni un procedimiento, sino un sentimiento, una condición cardinal para padres y madres.

Uno de los factores que más influye en la formación infantil es la seguridad emocional y física. Saber que cuenta con el apoyo y la aceptación de sus padres y que encontrará siempre en ellos la orientación adecuada en el momento que la necesite, es de vital importancia para el niño o niña en cualquier etapa de su infancia y adolescencia. De hecho, las acciones surgen, la mayoría de las veces, sin técnicas aprendidas o recetas ajenas. Brota, eso sí, cuando hay un genuino y profundo sentimiento de aceptación y amor hacia el niño o niña. Sin esa emoción y esa ternura únicas que prodiga la familia, no hay ciencia en el mundo que logre criar y educar bien. Pasa como con los cimientos de una vivienda, si sus bases no son las exigidas para su construcción, no hay arquitectura que consiga erigir la más bella de las edificaciones.

miércoles, 26 de marzo de 2025

Siempre el respeto

 


Por Marilys Suárez Moreno

En Cuba, niñas y niños tienen garantizados desde su nacimiento todos sus derechos, incluidos su protección y sano desarrollo. Mas las primeras nociones de convivencia humana las reciben en el hogar, con la familia, donde se sientan las bases de su formación integral, moral, física, estética, laboral, patriótica, ética.

Cuando se habla de amor a la verdad, del principio de la honradez, de la honestidad y la vergüenza ciudadana, cosas tan fundamentales en la vida del ser humano, deben establecerse, como siempre decimos, desde la cuna y, por ende, es muy importante que todo lo que rodee a la niña o niño esté impregnado de esos preceptos, ya sea en el hogar, la escuela o el barrio.

Cada infante tiene una personalidad diferente y como tal hay que verles y así tratarles. Hablar de las diferencias, pero sin emitir juicios acerca de ellas, favorece la situación y aunque ninguna mamá o papá hace diferencias entre sus hijos e hijas, si les tratamos en ocasiones de manera diferenciada. Y la respuesta es simple. “Es que ustedes son muy diferentes, lo cual es maravilloso. Por eso tengo que tratarles de manera distinta”.

miércoles, 12 de febrero de 2025

La escuela de la vida


Por Marilys Suárez Moreno

Uno de los principales valores a tener en cuenta es el aprecio a la dignidad de la persona, lo que traducido a vivencias familiares, equivale a formar una familia sin gritos, golpes ni insultos: sin humillaciones ni comparaciones discriminantes, sino tratando de trasmitir respeto por la dignidad de cada quien.

Y hay que buscar la manera de trasmitirle al niño o niña ese aprecio por la dignidad propia y la ajena, pues cuando el menor ve que sus padres y demás familiares se tratan con respeto y pasa igual cuando al hablar de cualquier persona presente o ausente se mantiene una actitud de consideración, reflejada en nuestras opiniones y en la forma de referirnos a él o ella, seguramente lo apreciará en su momento.

miércoles, 3 de enero de 2024

Eso no se hace


Por Marilys Suárez Moreno

Casi desde que el niño o niña nace, se le enseña lo que debe y no debe hacer. “Eso no se hace, nené”, “Eso no se toca”, “Las paredes no se pintan”, “No le puedes pegar al gatito”, “Los niños no dicen malas palabras”; y así un montón de preceptos educativos que le irán formando a medida que crece y que el buen ejemplo de sus mayores le inculcan.

Si, porque además de crear una pésima impresión en los demás, la mala educación puede llegar a acarrearnos serios problemas con la ley cuando se incumplen sus normativas, como sucede, por desgracia, gran parte del tiempo. De ahí la responsabilidad que todos tenemos como padres, madres, familia y educadores. En el hogar estable, la educación atañe a la pareja. Cuando no sucede así, las consecuencias suelen ser nefastas para el control de los hijos y las hijas.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Más que una palabra

 


Cuna y asiento de los mejores valores, el hogar es epicentro de los que queremos que enraícen en nuestros hijos e hijas.

Por Marilys Suárez Moreno

La mamá de Anisely está preocupada por el comportamiento de su niña de cuatro años. Según ella, se muestra extremadamente penosa y hasta huidiza en sus relaciones con amistades y otros niños y niñas de su edad.

Contrariamente, su hijo mayor, Cristian, de 10 años, es más desfachatado y fresco. “A ese no le da pena nada, asegura su madre, no sin cierta preocupación por lo que considera una falta de vergüenza de su primogénito.

Una y otra actitud pueden considerarse aristas de la vergüenza, vocablo que se define como falta de respeto, pero también timidez y apocamiento, particularmente entre algunas niñas y niños pequeños. En estos, el retraimiento es un trastorno psicológico que frena el desarrollo infantil en sus relaciones interpersonales. Vale decir que, a partir de los dos años, las y los infantes experimentan sus primeros sentimientos de vergüenza o pena, pues a pesa edad comienzan a ser conscientes de que los demás evalúan sus acciones y pueden darse cuenta de sus errores e incluso reírse de su conducta.