Por Marilys Suárez Moreno
La llamada Gran Guerra Patria, iniciada el 22 de junio de 1941, devino epopeya para la humanidad. Grande fue el precio de esta guerra que, por espacio de seis años, sembró la destrucción, el dolor y la muerte en una inmensa área del planeta. La ex Unión Soviética fue la máxima responsable de esa victoria, que concluyó con casi 55 millones de muertos, 27 millones de ellos, ciudadanos de la extinta URSS.
Cuando se reflexiona sobre el resultado de aquella descomunal batalla de los pueblos, resulta imposible hablar de la derrota del fascismo sin que sobresalga la abnegación y la hazaña sin par del otrora pueblo soviético. Soldados, guerrilleros, obreros, campesinos, intelectuales; hombres y mujeres que conformaron una legión de héroes anónimos, sin cuyo sacrificio no hubiera sido posible el progreso y el desarrollo alcanzado por la Rusia de hoy día, ni la paz que tratamos de salvaguardar a toda costa, puesta en precario ahora mismo por los modernos émulos de Hitler.