Por Marilys Zayas Shuman
Enero, el primer mes del año, ha llegado con un peso que parece desbordar el calendario. Las noticias duras y difíciles de aceptar han marcado nuestras vidas, dejando huellas profundas en nuestros corazones. La partida de amigos queridos, así como de personas muy jóvenes que dejaron historias de heroísmo y valentía, nos recuerda la fragilidad de la existencia.
Cada pérdida es un eco que resuena en nuestra memoria, recordándonos que el tiempo es un recurso precioso que nunca se detiene, incluso cuando nosotros deseamos que lo hiciera.
En medio de estas reflexiones, nos encontramos con emergencias que surgen a diario en nuestras comunidades. Desastres naturales y la lucha constante por la justicia son solo algunos de los desafíos que enfrentamos.