Por Marilys Zayas Shuman
Las calles se llenan de un ritmo incesante. No es el vaivén de la ciudad, sino el movimiento constante de personas que cargan cajas, bolsas y bultos de todos los tamaños. Las caras reflejan una mezcla de preocupación y esperanza, la determinación de aliviar el dolor de un pueblo que ha sido golpeado por la fuerza de la naturaleza. Guantánamo, azotada por el huracán Oscar, recibe un torrente de solidaridad de todo el país.
En este fluir constante de ayuda, destaca la labor incansable de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Las mujeres, siempre en la vanguardia, se organizan en un ejército de manos solidarias. En cada barrio, en cada centro laboral, la FMC coordina la recolección de donaciones, moviliza a sus miembros y convoca a la participación ciudadana.