La historia que escribimos
En los últimos años se ha visibilizado con mayor fuerza, desde los medios de comunicación, la violencia machista; no es suficiente, pero se hace notar la necesidad de seguir abordando el tema. Disímiles son las historias que podemos mostrar; cada una de ellas guarda, entre líneas y sentires, mensajes de fortaleza, resiliencia, luchas internas y otras más visibles. Narrar los testimonios de mujeres víctimas de violencia de género no es un mero acto de enunciación, puede convertirse, además, en la excusa perfecta para teorizar y educar sobre conceptos manidos, pero poco comprendidos; para conocer que existen, entre silencios y verdades; para saber que ellas, las mujeres, no están solas.
***
Mi madre siempre fue una mujer fuerte. No puedo afirmar que se debiera a su signo zodiacal, escorpio del 20 de noviembre de 1944, o al acompañamiento de sus ancestros; sin embargo, lo fue. Aunque tampoco tengo dudas, lo vivido la moldeó similar al Caguairán, ese árbol temido llamado quiebra hacha. Ella siempre logró romper los miedos, las incertidumbres.