Por Aime Sosa Pompa
- Dígame señora, ¿cómo está?
- No... dime ¿cómo estás tú?
- Yo bien, bien, ¿por fin resolviste aquello, no te hiciste nada?
- No, no hay en ningún lugar aquí.
- Pero bueno, ¿eso de momento no te hace nada?
- No, no, no, no. El médico me vio sana.
- ¡Qué bueno, qué bueno! Ven acá, ¿cuántas radiaciones ya te habías puesto?
- Radiaciones 25 y sueros 10.
- ¡Ay, 25!
- Yo me puse la quimio de 8 sueros, cuatro rojos y cuatro Taxól, me di las 25 radiaciones, descansé dos años y medio; empecé uno en octubre del año pasado y otro en abril de este año. El médico me dijo que hay personas que con dos sueros no tienen que ponerse más Zometa, que él me quería haber puesto cuatro. Es decir, este que me tocaba en octubre, ahora y otro en abril; pero bueno, si lo consigo me lo pondré... si no... imagino, si entra antes, me lo pongo antes.
- De todas maneras, tú eres una sobreviviente como tú dices... ¿De cuántos años?
- Voy a cumplir cuatro ahora en este mes, en noviembre.
- ¡Oye eso! Tiene que ser un cumpleaños, ¿no? ¡Tienes que hacer una fiesta!
- Yo la hice a partir de los tres años, los empecé a celebrar, y el médico lo dijo, se lo dijo a mi esposo, que eran pocos los casos del tipo de tumor que yo tenía que sobrevivían los tres años. Me dijo: “si llegas a los tres, hagan una fiesta con dulce”. Y la hicimos; ahora también, el 19 mi esposo compra el cake, no hay ni que decírselo.
- ¿Y qué tipo de cáncer es?
- De seno triple negativo.
- ¿Y cómo te lo descubriste?
- Yo me lo descubrí porque sentí un nódulo...
- Pero ya tú habías sido operada de nódulo...
- No, yo padecía de displasia, que me la dejé de atender por años cuando me mudé, y la displasia se puede convertir en una neoplasia cuando tú no le das un seguimiento y eso fue lo que me pasó a mí. En 2016 yo fui al médico y ya tenía el nódulo, pero inicialmente me dijeron que no era de operación, hubo discrepancias en criterios médicos..., que sí y que no.... Finalmente, no me operé y en 2019, cuando fui, fue de urgencia casi, me hicieron todos los complementarios y para el salón.
- Y tú nunca pensaste que eso te podría pasar...
- Chica, para hacerte realmente sincera..., siempre estuve tomando antioxidante y medicinas verdes para evitarlos, porque yo tengo mucha parte en mi familia que muere de este tipo de enfermedad. No en las mamas, pero sí en otros órganos y no se ha determinado que sea hereditario, pero puede tener alguna incidencia en los genes. Pero no pensé que realmente fuera eso. Hasta que ya me lo dijeron, porque realmente no duele, cuando ya duele es que hay que operarlo.
- ¿Pero a ti te dolía, te llegó a doler?
- Aquí se desbarató la cocina y el baño juntos, y limpiando los escombros y todos los días la casa, después del trabajo del albañil, sí me dolió, sí me dolía porque era la fuerza esa de limpiar, de cargar escombros... y entonces ahí sí me empezó a doler. Desbaraté la casa un día 3 de agosto y el día 8 ya yo estaba en el médico, porque me dolía al palparme, al tocarme, ya me dolía. Porque se inflamaron todas las glándulas, parece. Y entonces ya, me hice los complementarios y terminé en la operación, ya el 19 de noviembre estaba operada. Que pudo eso demorar un poquito más, pero no obstante fue rápido todo.
- Pero tú eres una valiente, ¡una valiente!
- ¡Anjá! Y recibí mis ocho sueros de la quimioterapia, mis 25 radiaciones de la radioterapia. Las inicié cuando comencé el segundo ciclo de suero, es decir, me hice dos tratamientos al mismo tiempo, ¡en pandemia! Pero tuve la atención médica muy buena, el transporte también, me recogían aquí en la casa y me traían, todos los días, los 25 días de radiaciones, excepto los fines de semana. De lunes a viernes me recogía aquí la gacela y después me devolvía para acá, a veces me iba del hospital, después de quitarme un suero, para allá para el oncológico a darme las radiaciones. Y así salía de un tratamiento y me metía en el otro, todavía con la torunda puesta del suero iba para allá, con la mechita iba para allá, medio muerta, media moribunda y así. Me reincorporé a trabajar a los cuatro meses operada, aún con tratamiento de la quimio...
- A ti no te hacen ninguna radical como se le dice...?
- No, fue una cirugía conservadora, lo que le dicen las personas un cuadrante, pero se llama así, una cirugía conservadora. A mí me operaron con un método novedoso aquí en Cuba, que solamente se estaba aplicando en dos hospitales, que es el ganglio centinela. Eso consiste en que te inyectan un bulbo, que al país le cuesta 300 dólares, en el nódulo, en el Departamento de Medicina Nuclear, el día antes de la operación y se identifica al ganglio que tiene que ver directamente con la mama. Después que te inyectas, tienes que estar un tiempito a que te circule ese líquido, para que pueda hacer el efecto, y entonces todo el equipo médico de radiología te marca. Y al otro día participan el equipo de la cirugía con el cirujano y el equipo multidisciplinario que se crea para la operación. Van con todas las fotos de la medicina nuclear, donde está el ganglio específico. Por eso es que me lo sacan, hacen la biopsia por congelación ahí operándome y me cierran cuando ya vienen los resultados. Ahí dio que era positivo, pero el ganglio que me sacaron era negativo, por tanto, nada más que me quitaron de la cadena uno solo. Es decir, que no hubo una metástasis, no hubo circulación del cáncer por ninguna parte.
- Porque lo cogiste a tiempo.
- Sí, ¡cómo no! Además,0 yo pienso también que incidió mucha medicina verde que yo tomaba, mucha sábila antes de operarme, semilla de aguacate, guanábana..., desde cuando me descubrieron en 2016 el nódulo y yo empecé a tomar cada cierto tiempo, dos o tres ciclos en el año. Me mantuve así y todavía lo continúo haciendo, aún estoy operada pero lo continúo haciendo, porque tengo también mi pequeños nódulitos, lo que no son malignos hasta este minuto, pero sigo tomando medicina verde de todas maneras.
- Viste muchas mujeres muy mal..., deprimidas...
- Sí, hay gente que se deprime mucho; uno se deprime siempre con esa noticia, lo que uno tiene que seguir adelante y levantar el ánimo. ¡Imagínate tú! De todas maneras, aun cuando el ganglio sea centinela, cuando el cirujano pica y ve las circunstancias, que está el tumor, él decide si va a aplicar completo y uno dice “bueno, doctor, uno quisiera conservar”. Pero si no se puede y está en peligro la vida, que sea lo que tenga que ser.
- Y ¿tú sabes lo de octubre rosa y que el mes está dedicado al cáncer de mama? Hay un día en el mes de octubre a nivel internacional, el 19, donde se incita a las personas a ponerse un lacito de color rosa... simboliza que estamos en el día contra de la lucha del cáncer, como apoyo a las mujeres sobrevivientes y en solidaridad...
- No, no, no me sabía eso...
- Pero yo pienso que ese mes no es ningún rosa, porque ahí no hay tanto rosado... O sea que ese color está muy... ¿que tú crees de eso?
- Chica, no sé, no veo nada rosa, será para levantar el ánimo a las personas, ¿no? Porque rosa no, más bien tú sabes que cuando existe ese problema, la carne un poco que se pone de un color diferente, más bien oscuro; es decir, porque cuando algo está malo el color no es rosa. Hay un tipo de cáncer que es rosa, pero sale en la piel por fuera, en el seno; salen como unas manchas rosadas y ahora no recuerdo el nombre...
- O sea, ¿que en realidad tú no tuviste ningún día rosado, como se dice internacionalmente...?
- Yo sí, yo pienso que sí, cuando yo me operé y me vi con mis dos senos, para mí fue un día alegre, me vi viva, ¿entiendes? ¡Cómo no! Sí lo tuve, al despertarme de la anestesia, con los dos senos, ver que estaba operada y que ya no tenía problemas.
- Bueno, ¿y que tú le dirías, sobre todo a las mujeres jóvenes, y a las que como tú también son sobrevivientes...?
- Bueno, mi amor, que hay que tener fe, mucho ánimo, mucha fe y seguir siempre adelante; a las jóvenes, que tienen que hacerse su autoexamen de las mamas y, ante cualquier síntoma que se sientan, ir al médico, que todo a tiempo tiene solución.
- ¿Tú crees que el hecho de estar en Cuba influyó en algo?
- Sí, como no, ¡claro!. Yo en otro país no me hubiese podido operar, porque un tratamiento allá cuesta miles y miles de pesos. Estando yo en el tratamiento, había varias extranjeras que estaban siendo atendidas aquí en Cuba y, aun cuando aquí en Cuba tienen que pagar, era incomparable el precio que les costaba a ellas el tratamiento completo. Aquí ese pago equivalía a un tercio del tratamiento en su país; por eso, aun teniendo familia y niños chiquitos, decidieron venir a operarse.
- O sea, que Cuba sí salva...
- Claro, claro que sí, ¡claro que sí! Pero, además, para nosotros es gratuito todo. En otro país, te reitero, yo no podría haberme salvado porque no hubiese tenido con qué asumir esa operación ni el tratamiento completo, con todo el protocolo que lleva.
- Y ahora, ¿tú vives con muchos impedimentos?
- Yo hago mi vida normal, en ocasiones estoy cansada, eso es producto de la propia quimio que dura muchos años todavía. Yo me cuido, pero no me puedo limitar tanto porque yo asumo toda la responsabilidad de la casa y, además, estoy trabajando, trabajo en la calle, trabajo en la casa. Voy a cumplir 67 años, jubilada reincorporada. Hago mi vida normal, con mi pareja normal. Todo normal.
- Y no vas por ahí con ningún cartelito...
- No hace falta, tú lo sabes; al contrario, la gente que no lo sabe dice después que no lo parece.
- Bueno señora, ya hemos hablado bastante. Te dejo para que sigas en lo tuyo. Besos a todo el mundo por allá.
- Gracias, chao igual, besos.
Nota: se respetó en este diálogo/testimonio el uso de términos y vocablos de estilo popular relacionados con procederes médicos y quirúrgicos, en aras de garantizar la mayor fidelidad posible de las vivencias personales y el sentir de la entrevistada. Ofrecemos disculpas si esto puede molestar. Aún estamos abiertos al diálogo, con ánimos de contribuir a prevenir el cáncer de mama, apoyar y acompañar en plena solidaridad a las sobrevivientes, pues es breve el tiempo para que la vida de una mujer pueda cambiar.
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