viernes, 31 de octubre de 2025

La ola de solidaridad tras el huracán Melissa



Por Gabriela Milena Padrón Morejón

Por estos días, el oriente cubano se reconstruye con el mismo espíritu que ha sostenido a la Isla en sus horas más difíciles: la solidaridad y el humanismo.

El huracán Melissa, con vientos de hasta 205 kilómetros por hora, azotó con fuerza las provincias de Santiago de Cuba, Granma, Guantánamo, Holguín y Las Tunas. Pero apenas amainaron los vientos, las manos comenzaron a moverse.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), brigadas eléctricas y equipos técnicos se desplegaron para restablecer los servicios esenciales. Junto a ellos, el pueblo cubano entero se puso en marcha.


Organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) activó sus brigadas en todo el país para recopilar donaciones y apoyar en la recuperación de las comunidades. Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) convocaron a una jornada nacional de solidaridad, invitando también a compartir alimentos, medicamentos, ropa y artículos de higiene.

El arte, como tantas veces, no se quedó al margen. El Pabellón Cuba abrió sus puertas como punto de donación, mientras la Asociación Hermanos Saíz (AHS) organizó propuestas artísticas como homenaje solidario a las familias del oriente. La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) habilitó sus comités provinciales como centros de acopio, y desde la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), sindicatos y colectivos laborales también se movilizaron. En cada sede provincial se reciben aportes materiales y se organizan equipos para apoyar la reconstrucción.

Desde el espacio televisivo Mesa Redonda, la viceministra Déborah Rivas destacó la amplia respuesta de la comunidad internacional, calificándola como “una expresión concreta de la solidaridad que Cuba ha sembrado en el mundo”. La ayuda externa se canaliza a través de los consejos de defensa municipales, garantizando que cada donativo llegue a su destino.

En medio de los escombros, la solidaridad se levanta como la columna más firme. Esa red invisible, tejida con afecto y compromiso es la que sostiene a un país entero cuando la naturaleza pone a prueba su temple. El huracán Melissa dejó huellas de viento y agua, sí, pero también algo más poderoso: la certeza de que el pueblo cubano es, y seguirá siendo, el refugio más seguro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario