Culpa por trabajar demasiado y culpa por no trabajar bien; pareciera que es imposiblelibrarse de la culpa cuando se quiere ser madre y, a la vez, una buena profesional...
Por Yeilén Delgado Calvo (Premio Especial 26 de Julio de la Editorial de la Mujer, categoría prensa escrita )
Varias de las madres que andamos por las redes sociales hemos visto el cartel en los últimos tiempos: “En 20 años, las únicas personas que recordarán que trabajaste hasta tarde serán tus hijos”.
Y seguramente les picó el bichito de la culpa, no solo por haber llegado tarde alguna vez, sino por todas esas otras ocasiones en que quisieron jugar contigo y estabas pegada al móvil; en que debías escribir algo y te sacaron de paso con sus gritos; cuando los llevaste al círculo o la escuela un día lluvioso y eran casi los únicos niños, o cuando llegaste a buscarlos y solo quedaban ellos…
Esa es una herida siempre abierta y cuando le cae una pizquita de sal, el escozor nos llega hasta el alma. Culpa y maternidad suelen andar de la mano cuando decidimos tener hijos y mantener una carrera, porque no somos las madres “ideales”, y tampoco las trabajadoras “todoterreno”, la realidad no nos deja serlo.