viernes, 15 de diciembre de 2023

Cuando habla el corazón

 


Por Marilys Suárez Moreno

Recién concluyó la jornada de activismo mundial por la no violencia de género. Por 16 días Cuba vivió una campaña que involucró a organizaciones y entidades, activistas, profesionales jurídicos y de la pluma, artistas y poetas.

La Editorial de la Mujer y en especial, sus Revistas Mujeres y Muchacha se sumaron a la jornada con cierre de oro, como quedó evidenciado en nuestras redes.


Después de un conversatorio interesantísimo con un grupo de mujeres emprendedoras con muchos proyectos y ganas de hacer, las muchachas y muchachos de la banda de música de Boyeros, calentaron nuestro portal y toda la calle Galiano, que bailó con ellos y con el grupo de jóvenes deportistas del INDER que también nos acompañó.



Fueron 16 días repletos de iniciativas y proyectos y, sobre todo, con muchas ganas de hacer. La Revista Muchacha, por ejemplo, llevó la voz cantante y entre las diversas supresas que su equipo de jóvenes y entusiastas periodistas desplegó por esos días, sobresalió la lectura de poemas en las voces de sus autoras y desde su canal en Telegram se contaron historias, experiencias de vida y entre otras iniciativas de activismo social y creativo en favor de dos temas vitales para la vida humana: la violencia contra las mujeres y las niñas y los Derechos Humanos.



Cuando se proclamó en Paris, el 10 de diciembre de 1948, hace justamente 75 años, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establecía los derechos fundamentales de las personas, se pudo contar con un texto no solo innovador e histórico en sus esencias, sino imprescindible para la vida en sus múltiples aristas.

El histórico documento estableció los derechos fundamentales de las personas, amén de haber allanado el camino para la aplicación de cientos de tratados, leyes y otros textos que los esgrimen desde entonces, la mayoría de las veces con poco éxito, como ya sabemos. Los ejemplos sobran.

Es harto conocido el rol que han desempeñado las mujeres a través de la historia en cuanto a desarrollo y avance social. Y vale decir que la Declaración Universal de los derechos Humanos tuvo en dos mujeres, Eleonor Roosevelt y Hansa Mehta, como incansables propulsoras del mismo, una de origen norteamericano y la otra hindú y luchadora incansable por los derechos de la mujer. Otras muchas se destacaron en la defensa por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, la no discriminación sexual y por la inclusión de los derechos de las minorías.

Dicha declaración, no solo ha allanado un camino para la defensa de las mujeres, las niñas y las adolescentes a vivir una vida libre de violencia y sin que interfiera su condición o género, sino a favor de la propia existencia humana y el derecho que tenemos a coexistir en igualdad hombres y mujeres. La firma y ratificación de la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer también ha sido bandera de lucha.



Todas las personas tenemos derechos que nos benefician, ayudan a nuestro desarrollo socio-económico y posibilitan nuestros sueños y ansias de superación. Desgraciadamente, muchos los desconocen, hacen caso omiso de ellos o los degradan con su actuación. De hecho, es responsabilidad de todos y todas hacerlos cumplir, trabajar por una sociedad más justa y equitativa y hasta hacer la diferencia.

Ojalá que en todas partes las ONG pudieran trabajar con la comprensión, el apoyo y la voluntad de sus gobiernos de hacer avanzar realmente a las mujeres, por ejemplo, creando condiciones para el pleno disfrute de sus legítimos derechos humanos y a favor de una vida de paz y bienestar para todas las personas que vivimos en este bello planeta Tierra. De eso trata la campaña mundial a que nos sumamos y que acaba de concluir en todo el mundo.

Dos ejemplos no resultan para nada halagüeños, cuando se sabe de mujeres ultrajadas y hasta asesinadas, cuando debieran vivir una vida libre de violencia, ajenas a cualquier daño o sufrimiento físico y psicológico en su ámbito laboral, familiar y doméstico, pero ocurre.

Entretanto otro derecho, el de la vida, tan cacareado por estadistas y organizaciones mundiales, se pisotea hoy nuevamente, al extremo del genocidio, en la Franja de Gaza contra los palestinos que allí viven: Ocupación sionista que ya causa más de 16 mil muertos, la mayoría de mujeres, niños y adolescentes. Dos derechos irrespetados, cuando debiera hablar el corazón.

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