No somos una receta ni un esquema, no cabemos en estereotipos ni dictados; somos la mitad del mundo, una mitad con voz...
Por Yeilén Delgado Calvo (Premio Especial 26 de Julio de la Editorial de la Mujer, categoría prensa escrita )
No hay una única mujer, no nacimos producto de un molde. Somos mucho más que estereotipos y dictados.
Hay que mirarse en el espejo y aceptarse: las arrugas incipientes en el cuello, las manos marcadas por el vivir, las estrías en la piel del vientre y las caderas, aquella cicatriz...
Bien valen las huellas y todo aquello que nos han enseñado a reconocer como imperfecciones, si nos hacen tal cual somos, si son parte del cuerpo que nos tocó y nos permite experimentar el mundo, si cuentan nuestra historia de éxitos y fracasos, de vidas gestadas, de batallas.
Hay que mirarnos en el espejo y amar la imagen que nos devuelve, y si no, hacer por parecernos al ideal, pero al nuestro, no al que nace de visiones reduccionistas, discriminatorias o sexistas.