Por Marilys Zayas Shuman
El Taller de Formación recientemente finalizado en el Centro Memorial Martin Luther King Jr. de La Habana, actualizó la situación desde los estudios de la violencia de género en Cuba. Esta iniciativa, coordinada por el proyecto No Más, de la Federación de Mujeres Cubanas, la Editorial de la Mujer y la Agencia Italiana COSPE, reunió a mujeres de seis localidades: (Plaza de la Revolución, Marianao, Bayamo, Las Tunas, Guantánamo y El Salvador, quienes participaron activamente en las sesiones.
La Dra. Clotilde Proveyer Cervantes, experta en la materia, impartió varias conferencias que sirvieron como punto de partida para un análisis profundo de este complejo problema social.
Actualización necesaria
Proveyer Cervantes, basándose en datos de la ONU (2006), la OPS (2013) y la Encuesta Nacional de Igualdad de Género (ENIG 2016), destacó que la violencia de género en Cuba, al igual que en Latinoamérica, es una manifestación de las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, arraigada en la discriminación sistémica y el patriarcado.
Si bien las investigaciones sistemáticas sobre violencia hacia las mujeres en la región comenzaron en la década de 1980, en Cuba a principios de la década de 1990, la información disponible revela cifras que demuestran que entre un 17 % y un 53 % de las mujeres en Latinoamérica han sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas.
En Cuba, aunque predomina la violencia psicológica, la violencia de género se manifiesta en todas sus formas, trascendiendo las diferencias socioeconómicas y etarias. Una de las conclusiones del análisis presentado es la naturalización de la violencia de género en el imaginario colectivo cubano. La ENIG 2016 reveló que solo el 10 % de la población identifica la violencia como un problema para las mujeres.
Esta falta de conciencia, unida a la escasa búsqueda de ayuda por parte de las víctimas solo el 3.7 % de las entrevistadas en la ENIG buscaron apoyo institucional, pone de manifiesto la necesidad de la implementación de estrategias efectivas de prevención y atención.
El taller destacó la importancia de comprender la violencia de género como un problema social, de derechos humanos y de salud pública, que requiere la implicación de todas las instituciones y actores sociales.
La persistencia de estereotipos sexistas y la insuficiencia de apoyos por parte de las instituciones responsables de brindar ayuda, constituyen desafíos que exigen una respuesta coordinada e integral. El trabajo conjunto es fundamental para avanzar en la erradicación de la violencia de género en Cuba.
Enfoque integral desde el estado y la comunidad
La especialista ofreció una visión integral de los esfuerzos gubernamentales, destacando la articulación entre el marco legal internacional, las políticas nacionales y la participación activa de la comunidad.
El proceso de perfeccionamiento de estas políticas se alinea con la Constitución de 2019 y se basa en la ampliación de acciones de apoyo a través de programas específicos.
Proveyer Cervantes enfatizó la importancia de los instrumentos jurídicos internacionales ratificados por Cuba, centrándose en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención de los Derechos del Niño (CDN).
Se hizo especial hincapié en las Recomendaciones Generales 19 y 35 de la CEDAW, que definen la violencia de género como una violación a los derechos humanos y un problema social que demanda respuestas integrales. De igual forma, se resaltó las Observaciones Generales 8 y 13 de la CDN, que protegen a los niños y niñas de cualquier tipo de violencia.
Al decir de la especialista, el compromiso de Cuba con la agenda internacional se refleja en su participación en conferencias mundiales como las de Viena (1993), El Cairo (1994) y Beijing (1995), así como en su adhesión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), particularmente el ODS 3 (salud y bienestar) y el ODS 5 (igualdad de género).
Aseveró que el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres (PAM), aprobado en 2021, se configura como un eje central en esta estrategia teniendo en cuenta que integra la voluntad política del Estado cubano para enfrentar sistemáticamente las manifestaciones de violencia y discriminación, estableciéndose como la agenda estatal para el adelanto de las mujeres. Su objetivo principal es lograr una mayor integralidad y efectividad en la prevención y eliminación de la discriminación y la violencia contra las mujeres.
Durante la conferencia, analizó como un elemento clave del PAM la Estrategia Integral de prevención y atención a la violencia de género y la violencia en el escenario familiar, aprobada en 2021.
Esta estrategia, de carácter vinculante, busca una respuesta integral del Estado, utilizando el PAM como base para el desarrollo de políticas sociales que beneficien a las mujeres. Su objetivo es mejorar la efectividad en la detección, prevención, atención y reparación de daños a las víctimas, así como el tratamiento adecuado a los agresores.
Trabajo en conjunto
La Doctora se refirió a la necesidad de una respuesta multisectorial y definió la articulación interinstitucional como un proceso político, no espontáneo que lejos de ser constante y homogéneo, se activa con mayor o menor intensidad dependiendo de la gravedad y urgencia de cada caso.
La experta enfatizó que la violencia de género presenta múltiples formas y orígenes, lo que exige un abordaje desde diversos frentes para restituir los derechos vulnerados y desarrollar estrategias de prevención efectivas. Es fundamental, según precisó, establecer con claridad las competencias de cada institución, sus recursos y cómo se obtienen, para optimizar la articulación.
Sin embargo, también identificó varios obstáculos que dificultan la coordinación efectiva como la falta de una respuesta centrada en las necesidades específicas de cada sobreviviente, considerando su contexto, género, edad e interseccionalidad y alertó sobre la centralización de los servicios, especialmente en áreas rurales o alejadas de los centros urbanos que limita el acceso de las víctimas a la ayuda necesaria.
Insistió en la necesidad de lograr una recolección de datos y estadísticas fiables y sistematizadas sobre las diferentes formas de violencia de género que permitan la comprensión de su magnitud, gravedad y frecuencia, así como la identificación de los factores de riesgo y la evaluación de la efectividad de las intervenciones.
Los datos y análisis presentados en este taller, coordinado por el proyecto No Más, constituyen herramientas cruciales para la capacitación de los actores que trabajarán directamente con mujeres víctimas de violencia en los territorios.
La información sobre la prevalencia de la violencia de género en Cuba, la naturalización de este problema en el imaginario colectivo y la necesidad de una respuesta integral e interinstitucional, provee una base sólida para el diseño de estrategias de prevención y atención efectivas.
Este conocimiento permitirá a los actores territoriales comprender la complejidad del problema, identificar las necesidades específicas de las víctimas y desarrollar intervenciones dirigidas a la erradicación de la violencia y la promoción de una sociedad más justa e igualitaria.
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