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martes, 28 de enero de 2025

Martí, alma de la Patria

 

Por Marilys Suarez Moreno

Con mirada totalizadora, su genio abarcó lo universal a partir del deber más que del derecho. Quizás por ello su existencia fue un ir y venir sin reposo, a saltos. Prisión, destierros, abandono de lo que más amaba, su familia, su esposa y su único hijo, no menguaron un ápice su intenso amor a la Patria que lo vio nacer el 28 de enero de 1853. Como bien dijo, " las ideas que no pasan primero por el corazón, son estériles".

La Cuba de Martí no necesita de fechas señeras para tenerlo presente en su diario acontecer, vale decir, pues, que el mes que inaugura el calendario resulta particular para el pueblo cubano, porque lo rige la sempiterna presencia de un cubano paradigmático y universal que se llamó José Julián Martí Pérez, cuya gloria ha traspasado los confines de la historia nacional y de Latinoamérica toda.

Nacido el 28 de enero de 1853 en una humilde casita de La Habana de intramuros, cuando la hoy capital de Cuba no era ni por asomo la bulliciosa y colorida ciudad de nuestros días, pues se vivía sometida al despotismo del colonialismo español, la venida al mundo de José Julián, el primogénito y único varón del joven matrimonio que formaban el valenciano Mariano Martí y la canaria Leonor Pérez, fue un regalo del cielo para la pareja, cuya descendencia abarcó siete niñas.

Martí en el enero de su nacimiento



Por Marilys Suárez Moreno

La Cuba de José Martí no necesita de fechas señeras para tenerlo presente en su diario acontecer. Vale decir, que el mes que inaugura el calendario resulta privativo para el pueblo cubano, porque lo rige la sempiterna presencia de un hombre paradigmático, el más universal de los cubanos. Aquel cuya doctrina fue acicate y grito de guerra para los jóvenes que emprendieron el camino de la lucha revolucionaria, dirigido por Fidel Castro, quien expresó en su autodefensa ante el tribunal que lo juzgó:

“Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro”, y fueron, tras su histórica huella, dispuestos a morir por transformar los destinos patrios o a continuar la lucha si la acción no lograba el éxito esperado, aquel 26 de julio de 1953 en el Moncada.

Dos heroicas mujeres, con una clara concepción revolucionaria y un implícito sentimiento martiano, lo acompañaron en aquel histórico ataque a la segunda fortaleza militar del país.