Por Marilys Suárez Moreno
Uno de los principales valores a tener en cuenta es el aprecio a la dignidad de la persona, lo que traducido a vivencias familiares, equivale a formar una familia sin gritos, golpes ni insultos: sin humillaciones ni comparaciones discriminantes, sino tratando de trasmitir respeto por la dignidad de cada quien.
Y hay que buscar la manera de trasmitirle al niño o niña ese aprecio por la dignidad propia y la ajena, pues cuando el menor ve que sus padres y demás familiares se tratan con respeto y pasa igual cuando al hablar de cualquier persona presente o ausente se mantiene una actitud de consideración, reflejada en nuestras opiniones y en la forma de referirnos a él o ella, seguramente lo apreciará en su momento.