Por Lianne Garbey Bicet
En mi adolescencia me encantaba leer las revistas Mujeres y Muchacha que vendían en los estanquillos de mi natal Santiago de Cuba. Confieso que mi mayor motivación eran los artículos sobre moda, belleza, salud, cocina, manualidades y otros temas que me interesaban. También aprovechaba para leer los cuentos, poemas, entrevistas y reportajes sobre mujeres destacadas en diferentes ámbitos. Esas revistas no sólo me entretenían, me educaban y hacían sentir parte de una comunidad de mujeres.
Con el tiempo, fui descubriendo que la Editorial de la Mujer tenía un trabajo que iba más allá de esas publicaciones. Que también editaba libros sobre temas más profundos y complejos, como la historia, la política, la economía, la cultura y la igualdad.