Fotos Favio Vergara
Por Rosmerys Bernal Piña
En uno de los barrios vulnerables del municipio La Lisa, en la periferia de la capital cubana, crece un proyecto para empoderar a las mujeres desde edades tempranas mediante el cuidado de su cuerpo, su salud y sus derechos.
Afropoderosas Cuba nació hace más de un año, inspirado en la experiencia de Afropoderosas México, con el propósito inicial de acompañar a niñas, adolescentes y jóvenes en la vivencia del ciclo menstrual.
Pero lo que comenzó como una iniciativa para la educación sobre el cuerpo se ha convertido en refugio, en un espacio seguro para hablar sin temores, escuchar con el corazón, compartir vivencias y sanar.
El proyecto mexicano se ha replicado en varios países de América Latina y el Caribe, incluyendo la mayor de las Antillas, donde se ha enriquecido la propuesta.
A las dinámicas se sumaron otros temas también necesarios en el contexto actual y de interés para las participantes. Junto a ellas algunos muchachos y mujeres adultas descubren en este espacio la posibilidad de aprender y compartir experiencias, explicaron a esta revista Angely Alonso Martínez, quien lidera el proyecto en este país, y su asesora Tatiana Martínez Montalvo, metodóloga de Educación en el municipio La Lisa.
Madre e hija reciben capacitación continua sobre estos temas, mantienen comunicación constante con las representantes de estas iniciativas en los diferentes países de la región y ambas coordinan las acciones para lograr un impacto positivo en la comunidad.
Experiencia de gran alcance e impacto social
Desde los primeros encuentros, mediante las charlas, los materiales educativos y los abrazos cómplices, las participantes comenzaron a reconciliarse con sus cuerpos, entender mejor sus procesos y reconocer sus derechos.
Las propias dinámicas revelaron nuevas necesidades: dialogar sobre otras temáticas como el embarazo en la adolescencia, el feminismo, la equidad, las relaciones sexuales protegidas, la drogadicción y las múltiples formas de violencia que atraviesan sus vidas cotidianas, por ejemplo.
Las integrantes de Afropoderosas Cuba aseguran que cada tema se aborda con respeto, sensibilidad y escucha activa, reconociendo la diversidad de experiencias y realidades. En algunas ocasiones los acompañan especialistas y en otros encuentros los propios participantes investigan y socializan la información.
Angely recuerda que todo comenzó con sus amigas más cercanas, luego se incorporaron otras amigas de sus amigas, y así poco a poco se fueron sumando más jóvenes. Los muchachos también encontraron espacio aquí, un lugar donde sentirse parte y aprender sin burlas. Hoy aseguran que pueden nombrarse con orgullo Afropoderosos.
Por otro lado, con las mujeres adultas los encuentros se vuelven también espacio de acompañamiento en procesos como la menopausia, para que la entiendan no como un final sino como otra transición del cuerpo. Muchas de ellas colaboran, además, en la confección de almohadillas sanitarias de tela, con toda la seguridad y cuidado que se requiere, para compartir con las más jóvenes en un gesto solidario y profundamente simbólico.
Al conversar con varias de las integrantes del proyecto, una palabra se repite: familia. Ellas expresaron satisfacción por pertenecer a esta iniciativa y por el afecto que las sostiene.
“Lo que más me gusta de este proyecto es la vibra que tiene, lo buenas personas que son todos conmigo y cómo nos ayudamos mutuamente cuando lo necesitamos”, nos cuenta Lisandra García Acosta, de 14 años.
Por su parte, Ginet Pedrozo Pire, de 19 años, agradece los cursos de capacitación recibidos y reconoce que ha aprendido a identificar las manifestaciones de violencia en su entorno, algo que antes pasaba desapercibido.
Asimismo, Yadira Estrada Dichosa de 38 años, junto a su madre Tania Dichosa González, resaltan la dinámica del grupo y valoran como una oportunidad el poder compartir experiencias con personas de diferentes edades.
También destacan la importancia de las acciones que realizan en el barrio y la satisfacción de pertenecer a un espacio comprometido.
Entre esas acciones se encuentran las visitas a un centro de niñas y niños sin amparo familiar en La Lisa, donde llevan donaciones, “sencillas pero con mucho amor y compromiso”, aseguran madre e hija.
Sobre el valor de estas iniciativas reflexiona Amarilis Villalpando Prieto, delegada del Poder Popular en la zona e integrante del proyecto.
“A partir de mi labor como docente y luego de asumir como delegada me doy cuenta de una serie de problemáticas que hay en la comunidad, y entonces comencé a preguntarme cómo lograr transformar esas situaciones y que las personas aprendan por ejemplo a reconocer los tipos de violencia y saber qué hacer ante ellas”, nos comenta.
Con estas interrogantes llega al proyecto Afropoderosas Cuba, mediante el cual han realizado varias acciones en la comunidad para apoyar a los más vulnerables y transformar vidas con el poder de la información y el conocimiento.
El ritual del té poderoso
Dos veces al mes, los domingos se convierten en una cita esperada. Los encuentros, itinerantes, se trasladan por diferentes zonas del municipio, incluso han llegado hasta Marianao, para llevar estos mensajes allí donde más se necesita.
La cita de los domingos y el té poderoso que comparten al finalizar cada encuentro se ha convertido en un ritual. Algunas de las jóvenes y principalmente los muchachos confiesan que no les gustaba esa bebida natural; sin embargo, en estas dinámicas grupales han aprendido a apreciarla y ahora la disfrutan.
También investigan y comparten información sobre las propiedades de algunas de las plantas con las que se elaboran esos tés. Entre sorbos y sonrisas se refuerza la importancia de la medicina natural y el cuidado colectivo.
Afropoderosas Cuba se vive sin etiquetas, con respeto y libertad. Cada encuentro se desarrolla con la seriedad y atención que requieren los temas tratados, pero con la espontaneidad y el ímpetu que identifican a la juventud. Es una iniciativa para empoderar desde el cuidado, la información y los derechos.
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