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lunes, 16 de septiembre de 2024

Sara: una mujer agradecida (II)

 


Por Gabriela Orihuela

«Con todo esto que yo tenía en mis espaldas, vino un amigo de años de mi padre y mío a amenazarme, ¡quería la finca! Me dijo “esto es mío porque aquí el hombre soy yo y en tu familia ya no hay hombres”. Es cierto que no había hombres, pero quedamos las mujeres y yo iba a trabajar la tierra. Tenía casi siete meses y pico de embarazo, la otra niña mía adolescente y mi mamá con 80 años cuando me llaman una noche para preguntarme por mis animales. Para mi sorpresa ese señor les había abierto el portón y estaban en la autopista y hasta los mataba ahí mismo.

«Salí con mi barriga y su mujer me gritó que me escondiera en la casa, que él se había vuelto loco y quería matarme. Mis hermanas se movilizaron y me ayudaron a guardar a lo animales. ¡Imagina! Hubo que traer a la brigada especial de Artemisa para llevárselo. Hasta la jefa de policía quería que yo firmara una carta de advertencia y una multa de más de 300 pesos por escándalo público. El escándalo era de él, que estaba en el patio de mi casa dispuesto a acabar conmigo. No firmé nada y, por eso, estuve tres días en el calabozo. En una ocasión, fuimos hasta a juicio. Pude meterlo preso, pero no lo hice».

Cada pelea de Sara se concentraba en cuidar la propiedad que el propio Fidel Castro Ruz le legó a su padre. «El Comandante nos dio una casita no muy lejos de acá para vivir y esta tierra que, inicialmente, era solo para trabajarla. Yo me quedé viviendo allá y mi papá hizo acá esta casa».

Entre disputas legales y conflictos pasaron ocho años en los que Sara no pudo obtener la propiedad de la finca de su padre. «Esta finca nunca me la pudieron quitar, pero la otra casa, sí. Aparecieron unas personas alegando que mi padre, en vida, les había vendido esa propiedad por más de 40 mil pesos cubanos convertibles y la compra y venta se había hecho verbal. ¡Qué horror! Ese dinero nunca existió, ese papel tampoco, mi padre nunca vendió nada. Así la perdí».

martes, 6 de agosto de 2024

Los secretos para que una finca se convierta en La Milagrosa ( II )



Por Aimé Sosa Pompa y Lianne Garbey Bicet

Niurka Maqueira Licón vive orgullosa de ese suelo ferralítico y de las bondades del injerto de las manos de su esposo Gabriel Suárez Lorenzo, que han hecho posible que sea hoy una campesina con muchos sueños por alcanzar, mientras siembran y cosechan cada día los frutos de sus persistencias.

Con ellos caminamos una buena parte de La Milagrosa, esa finca ubicada en La Leyva, San José de las Lajas, Mayabeque; mientras acompañábamos a Anielka Fernández Del Monte, integrante del Secretariado Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), quien, por cierto, se está encargando de conectar a mujeres productoras de todo el país.

jueves, 1 de agosto de 2024

Los secretos para que una finca se convierta en La Milagrosa ( I )

 


Niurka y Gabriel al centro con Anielka Fernández (FMC), junto a familiares y trabajadores de La Milagrosa. Fotos de las autoras

Por Aimé Sosa Pompa y Lianne Garbey Bicet

Este podría ser solo un testimonio de amor, sin embargo, es al mismo tiempo la historia de una familia que nació viendo crecer la tierra con diversos sembrados y la crianza de sus frutos. Fue más allá de una utopía para convertirse en otra proeza que tiene el mejor de los nombres: La Milagrosa.

Entramos a la finca por la casa de la familia y fue grande la sorpresa al salir a lo que podría ser el patio más asombroso de La Leyva, en San José de las Lajas, Mayabeque. Estábamos acompañando a un equipo liderado por Anielka Fernández Del Monte, integrante del Secretariado Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC ), quien visitaba a productoras del occidente con vistas a un encuentro regional. Después de un café fuerte y negro y un batido de un mamey cosechado allí mismo, caminamos entre los surcos y viveros junto a Niurka Maqueira Licón, una campesina y lideresa alegre, emprendedora y locuaz ante la radio de La Casa Violeta.

«Nosotros aquí lo que producimos son diferentes variedades de plantas, hortalizas, viandas, frutas, utilizando el policultivo; o sea, que en una misma área vinculamos varios productos. Por ejemplo, tenemos sembrado boniato, col, ají pimiento, entre otras; y dentro del mismo campo, tenemos el maíz que sirve como barrera y como alimento para nosotros en casa. Además, tenemos el área del semiprotegido, para el cultivo de hortalizas durante todo el año», así nos va describiendo quien se ha convertido en el alma de este paraíso terrenal.

lunes, 8 de abril de 2024

Lidia, un pequeño organopónico y la vida dedicada al campo


Fotos: Rafael Fernández Rosell


Por Evelyn Corbillón Díaz 

Han pasado 42 años desde que Lidia Rodríguez Núñez llegó al campo para obtener remuneración por su trabajo, porque desde niña sabía todo de la tierra --o casi todo--, debido a la tradición familiar y a la dicha de nacer en una zona rural del pinareño municipio de Viñales.

Sus comienzos, en los lotes de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) República de Chile, fundada por Fidel Castro hace medio siglo, marcaron su personalidad y entrega a un oficio que no es fácil y deja huellas en la piel desde temprano.

Bien lo sabe ella, que “carga” arrugas hace tiempo, a pesar de protegerse del sol en cada faena; pero aun así no renuncia a sacar los mejores frutos de los canteros del organopónico de la comunidad República de Chile, donde labora hace casi 15 años.

lunes, 19 de febrero de 2024

Marjoiris, una cubana empoderada con apellidos de lealtad

 


Texto y fotos: Lubia Ulloa Trujillo Especial de la ACN para Mujeres

Marjoiris Valdés Domínguez lleva, por coincidencia, los apellidos de Fermín, a quien la lealtad lo unió como el más íntimo amigo de José Martí.

Quiso esa casualidad que, ella, al igual que Fermín, se especializara en una de las ramas de la Medicina y refrendara en la práctica la plena igualdad de derechos en la sociedad cubana.


Esta hija de la provincia de Las Tunas, pero que se consagró al municipio de Majagua, en Ciego de Ávila, reafirma el empoderamiento de la mujer en el proceso de desarrollo del país.

miércoles, 10 de enero de 2024

Liliana Bacallao González: del escenario al surco

 

Fotos: Tomadas del perfil en Facebook de la entrevistada

Por Yamylé Fernández Rodríguez

La historia de Liliana Bacallao González merece ser contada y multiplicarse muchas veces, pues se trata de una mujer que, sin imaginar que un día cambiaría el arte escénico y danzario por el surco, es hoy referente en la producción de alimentos y líder de un hermoso proyecto para las personas celíacas en Cuba.

Cuando habla de ello se remonta a su niñez en la localidad de Amancio Rodríguez, en la provincia de Las Tunas, donde nació su amor por el arte y se fortaleció en la Casa de la Cultura; luego vinieron los estudios y el tránsito por el Ballet Folclórico de Camagüey y Teatro del Viento.