“Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo
de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha". Antonio Maceo
Por Marilys Suarez Moreno
Dos días después de iniciada la Guerra de los Diez Años (1868-1878) se incorpora Antonio Maceo junto a sus hermanos Justo y José a la guerra por la independencia. También lo hicieron Mariana Grajales, su heroica madre, Marcos Maceo, el padre y su esposa María Cabrales.
Para entonces era un joven mulato de solo 23 años y muchos ímpetus. Todos los integrantes de aquella familia de héroes, tanto hombres como mujeres, fueron tomando su puesto de combate en la manigua redentora.
Pero ¿qué motiva a un hombre y a mujeres como su propia madre y esposa se involucren en una guerra tan feroz, que le provocará tantos sinsabores y pérdidas familiares dolorosas, y que nunca pudo ver terminada?
Maceo era poseedor de una grandeza inigualable y la familia donde nació y se crio no le iba a la zaga. A él y a su gente les unía un sentimiento común: ver libre, sin yugos o ataduras de ninguna especie, a su patria.