Por Marilys Suarez Moreno
El estallido del 10 de octubre de 1868 y el rápido avance de la insurrección por los territorios de Oriente, Camagüey y Las Villas, con su inevitable repercusión en La Habana, llevaron la guerra a todo el país. Aquella acción de dignidad y rebeldía se insertó con letras de gloria en la historia cubana.