Por Marilys Suárez Moreno
Los primeros días en la vida de un bebé están llenos de
incertidumbre para papá y mamá, y para todos los adultos que están a su
alrededor. ¿Por qué llora tanto? ¿Por qué ha convertido la noche en día? ¿Debo
despertarle para darle el pecho? Tales preguntas se han trasmitido de
generación en generación. También las respuestas.
Para los recién nacidos, la vida transcurre en forma
desordenada. Con su nacimiento, la criatura perdió el confort del claustro
materno y se enfrentó a un medio desconocido, al cual deberá adoptarse poco a
poco y claro, necesita de la ayuda de mamá, en especial, pues en este nuevo
medio en donde se desarrolla, cualquier inquietud, tanto interna como externa,
lo hace manifestarse bruscamente en forma de llanto. Esta es la causa de que su
sueño será intranquilo y de que se muestre constantemente impaciente por el
hambre y por las necesidades de eliminación.