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sábado, 11 de enero de 2025

Una imagen imborrable


 

Por Marilys Suárez Moreno

Celia, indispensable en la guerrilla y en toda la Revolución. Salvaguarda de la historia, quien guardó escritos, anotaciones y cartas para el futuro. A 45 años de su fallecimiento, el 11 de enero de 1980 está más presente que nunca.

Las aguas del Golfo de Guacanayabo bañaron su nacimiento en Media Luna, al sur de la antigua provincia de Oriente, el 9 de mayo de 1920. Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley se llamó  la niña que, convertida en mujer y con una riquísima historia de luchas por delante, escribió su nombre para siempre en la historia patria.

Hurgar en sus condiciones sería como bucear en la sencillez, cordialidad,  ternura, humildad, aunque muchas, muchas más, fueron las virtudes que la adornaban y que honraban sus raíces cubanas. Huérfana de madre con solo cuatro años, su padre, médico y dentista de profesión tuvo que hacerse cargo de sus hueve hijos. En ese ambiente de dedicación y entrega, de patriotismo y buenas costumbres creció la pequeña Celia, cuya personalidad fue perfilándose y enriqueciéndose al paso de los años y de las enseñanzas de su padre, Manuel Sánchez.

jueves, 9 de mayo de 2024

Celia, todo detalle


Monumento a Celia Sánchez Manduley en Manzanillo


Por Marilys Suárez Moreno

Media Luna, tierra bañada por las aguas del Golfo de Guacanayabo y patria chica de Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley no olvida a la mujer que allí nació un 9 de mayo de 1920. El padre, Manuel, médico y dentista de profesión, había asistido al parto de su esposa, Acacia, como era habitual en un hogar adelantado a la época por sus costumbres.

La comunicación familiar, los ideales liberales y la solidaridad de Manuel con los vecinos del lugar, así como la alegría de Acacia y el alboroto constante de sus nueve hijos, era dicha continua para aquella familia del Oriente del país. Tenía cuatro años cuando murió su madre a causa del paludismo y su padre se dedicó por entero a la crianza y educación de sus vástagos. En ese ambiente de dedicación y entrega, de patriotismo y buenas costumbres creció la pequeña Celia, cuya personalidad fue perfilándose y enriqueciéndose.