Por Bolivia Tamara Cruz Martínez, Aime Sosa Pompa y Lianne Garbey Bicet
Nos llamó la atención desde el primer momento, aquella bandera roja que cubría sus hombros con la hoz y el martillo. Un símbolo que parecía fundirse con su historia y su convicción. Enseguida acudió a nosotras cuando la llamamos, con la energía propia de aquellas mujeres que con sus manos construyen un mundo de esperanza para todas.
Se trataba de Leticia Soto: chilena, comunista, mapuche, que por primera vez participaba en un desfile del Primero de Mayo en Cuba. “Estamos con un grupo de compañeras que somos bordadoras de la memoria. Bordamos a las víctimas de la dictadura en Chile, conmemoramos los 50 años y todavía tenemos detenidos desaparecidos”, explicó.
Actualmente ella, junto a su colectiva, también están tejiendo la historia reciente de su nación. En las últimas semanas su búsqueda está centrada en la aparición de la mapuche Julia Chuñil, desaparecida hace seis meses. “Ella es una defensora del medioambiente, de la recuperación de los territorios ancestrales y la hicieron desaparecer. Nosotras andamos por todo el país preguntando ¿dónde está Julia Chuñil?”
Por eso, marchar en la plaza capitalina, también fue una manera de alzar la voz en contra de la opresión que sufren las mujeres chilenas. Según nos explicaba “actualmente el neoliberalismo permite que la persecución se encamine principalmente hacia los defensores del medio ambiente. Ancestralmente es la mujer la que protege el bosque, el agua, la medicina tradicional. Justamente son ellas las que están siendo perseguidas”.
En cada una de sus palabras era visible la emoción de vivir el Día Internacional de los Trabajadores en Cuba. Si bien su delegación esperaba marchar como lo hacen en Chile en fechas emblemáticas como el 8 de marzo o el 11 de septiembre, aquí comprendieron que la lucha se manifiesta de distintas formas. “Entendimos que nosotros queremos participar en la marcha de ustedes. Estamos honrados por estar presentes en esta tribuna, para elogiar y aplaudir al pueblo cubano porque a través de todas estas dificultades continúan dando la pelea”, afirmó.
Al igual que quienes la acompañan en la VIII Brigada Internacional de Solidaridad “Primero de Mayo”, Leticia ha cumplido con un amplio programa de actividades que le ha permitido conocer de cerca la vida en nuestra sociedad.
“Es la primera vez que venimos a Cuba a mostrar nuestra solidaridad con el pueblo. Sabemos que este bloqueo les ha afectado por décadas y por eso traemos un aporte, un granito de arena. Hemos visitado hospitales, preuniversitarios, estuvimos en un frigorífico, en muchos lugares conectándonos con el pueblo, con los trabajadores y con el área de la salud”, expresó.
En cada una de estas visitas esta mujer mapuche constató una vez más cuán distante es la realidad cubana a la de las campañas de déscredito que intentan impulsar algunos grandes medios de la sociedad capitalista, un elemento que ya daba por sentado por su fuerte convicción comunista que siempre la hace dudar de cualquier mensaje imperialista.
“Yo sé que existen dificultades, pero sí sabemos, que hay otras cosas. Por eso nos vamos con el corazón lleno de esperanza, porque el pueblo de ustedes nos está enseñando a que hay una juventud y una niñez que tiene esperanza para el mundo”, dijo.
Leticia atesora un recuerdo que la acompaña desde la infancia. Tan solo tenía 10 años cuando su país abrió las puertas a las ideas socialistas de Salvador Allende: “ Y Fidel fue y se paseó por todas las comunidades chilenas, con ese discurso tan alentador que hay que recordar. El pueblo chileno tiene mucho aprecio por el pueblo cubano. El bloqueo que tuvimos cuando entró Allende, instaurado por los gringos, a nosotros nos afectó. Pero Fidel nos llevó toneladas de azúcar de caña que llegaron a nuestros hogares. Ese recuerdo lo tengo muy presente porque esa dulzura que tiene el pueblo cubano, la tuvimos en la mesa todos los chilenos”.
Con ella están presentes 10 compañeras y compañeros de la nación andina cuya promesa para el próximo año, además del regreso, es involucrar a otras personas, para que en cada oportunidad sean más quienes se identifiquen desde el país suramericano con la causa cubana.
“Por eso le decía a mi compañera que vamos a invitar a muchas personas para mostrarles la realidad y la experiencia que vivimos acá. Porque no es justo que nos llevemos solo nuestro recuerdo. Hay que multiplicarlo y sensibilizar para que la gente siga colaborando con Cuba”.
Con su boina adornada con una estrella roja, su bandera cubana y su corazón lleno de América Latina, Leticia aprovechó la oportunidad para dejarle un mensaje a todas las mujeres de esta Isla del Caribe para que sigan siendo perseverantes y defiendan las conquistas de la Revolución.
“La mujer es la que enseña los valores e ideales al hijo, a los nietos. Yo estuve en San Antonio de los Baños y vi mucha juventud en la plaza bebiendo cerveza y dejando la basura en todas partes. Yo le pediría a las madres que le enseñen a los hijos a proteger el medio ambiente, a reciclar, a cuidar su tierra, su agua. Eso es fundamental".
Luego de varios minutos de compartir historias y sonrisas, la vimos moverse con entusiasmo en esa colina que descansa bajo las faldas de Martí, de cara a la Plaza de la Revolución. Una plaza que en esos momentos, vibraba con la marcha de millones de cubanos y cubanas, familias unidas, voces en alto proclamando ¡Por Cuba juntos podemos!, acompañados por amigos de toda Latinoamérica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario