El 9 de mayo de 1945 es un día para la memoria colectiva. Recordamos el Aniversario 80 de la derrota del fascismo, tras la capitulación incondicional de las hordas armadas de la Alemania hitleriana.
La llamada Gran Guerra Patria, iniciada el 22 de junio de 1941, devino epopeya para la humanidad. Grande fue el precio de esta conflagración que, por espacio de seis años, sembró la destrucción, el dolor y la muerte en una inmensa área del planeta, desde la misma agresión a Polonia en 1939.
La ex Unión Soviética fue la máxima responsable de esa victoria que concluyó con casi cincuenta y cinco millones de muertos, veinte y siete millones de ellos, ciudadanos de la extinta URSS.
Cuando se reflexiona sobre el resultado de aquella descomunal batalla de los pueblos, resulta imposible hablar de la derrota del fascismo, sin que sobresalga la abnegación y la hazaña sin par del otrora pueblo soviético.
Soldados, guerrilleros, obreros, campesinos, intelectuales; hombres y mujeres que conformaron una legión de héroes anónimos, sin cuyo sacrificio no hubiera sido posible el progreso y el desarrollo alcanzado por la Rusia de hoy día, ni la paz que tratamos de salvaguardar a toda costa, puesta en precario ahora mismo por los modernos émulos de Hitler.
La antigua Unión Soviética aportó a la derrota nazi más de treinta y cinco millones de combatientes rusos, moldavos, ucranianos, moscovitas y de otras etnias a los que cada año se rinde tributo con diversas conmemoraciones.
El recuerdo de los que combatieron al fascismo en aquella contienda que involucró a países como Polonia, Bulgaria, Checoslovaquia, Inglaterra, Francia, entre otros muchos, es imperecedero y el homenaje se perpetúa de disímiles maneras.
Ante las llamas eternas de las lápidas, junto a los caminos y carreteras, en las fosas comunes o al pie de los monumentos o tumbas al soldado desconocido, los descendientes de los caídos y la humanidad pacifista toda, recuerda con profundo respeto y admiración la hazaña de los hombres y mujeres que, a costa de sus vidas, derrotaron al fascismo.
La victoria aportó un histórico viraje al mundo, si bien no pocos intentan minimizar, falsear y hasta escamotear el triunfo de los vencedores. Como dijo alguien, las banderas de la gran patria de Lenin solo se inclinarán ante los caídos.
Las batallas por la vida, la estabilidad y la paz del mundo siguen en juego y demandan a su favor mayores acciones y compromisos en aras de preservar la paz y la vida en el planeta.
A 80 años de la Gran Guerra Patria y la derrota del nazi-fascismo, tributos y honores marcarán la fecha. Eterno reconocimiento de los países y pueblos amantes de la verdad y la paz, acompañarán siempre a los que allí cayeron.
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