domingo, 12 de enero de 2025

Un incendio devenido legado

 


Hace 146 años Bayamo, la hoy capital de la actual provincia Granma, en el Oriente del país, fue incendiada por sus habitantes, los que marcharon al campo de batalla a luchar por la Independencia. La quema de Bayamo renace en la historia.


Por Marilys Suárez Moreno

Llamaradas y columnas de fuego se divisaban a kilómetros de distancia aquella madrugada del 12 de enero de 1869. La ciudad ardía y fueron sus propios habitantes quienes la incendiaron. Prefirieron verla convertida en cenizas antes que rendida al enemigo.

Bayamo, en el extremo oriental del país, escribía entonces una de las páginas más gloriosas de la patria. Aquella cuya tradición de rebeldía y ansias independentistas de los bayameses, tuvieron su punto culminante en el incendio de su ciudad. De hecho, la quema de Bayamo era la confirmación de la rebeldía y ansias libertarias reinantes en el pensamiento de cubanía de aquella generación.

Solo cuatro días después pudo Blas Villate, Conde de Valmaseda, caminar por las calles aún humeantes de la ciudad hecha cenizas. Apenas sin hablar, las fuerzas españolas se preguntaban ¿qué había pasado? ¿Dónde estaban los habitantes de la otrora floreciente ciudad bayamesa?

No podía entender el linajudo español que un pueblo entero hiciera renuncia de sus más preciados bienes materiales, incluyendo el techo que los cobijara para entregarlos al fuego.

No podía entender tampoco que la quema de su ciudad era ofrenda y deber para la patria y sintetizaba una forma de pensamiento patriótico colectivo enraizado en próceres como Francisco Vicente Aguilera, fundador del Comité Revolucionario de Bayamo, quien se desprendió de todas sus riquezas, mientras aseguraba: “Nada tengo, mientras no tenga patria”.

No entendía el susodicho Conde de Valmaseda que familias enteras prendieran fuego a sus casas y pertenencias para evitar que estas cayeran en manos del enemigo.

Era algo inaudito y no resultaba normal en el mundo. Pero en la Cuba colonizada por los españoles, la heroica cuna de la revolución, iniciada el 10 de octubre de 1868, los bayameses y bayamesas pensaban de diferentes manera e incendiaron su ciudad.

Meses antes, el 20 de octubre de 1868, bayameses y bayamesas vieron jubilosos cómo los españoles firmaban el acta de capitulación dejando libre a la ciudad para que entraran triunfadores los mambises.

Ese día se cantó por primera vez la marcha guerrera La Bayamesa, de Perucho Figueredo, devenida Himno Nacional. Libre durante tres meses, aquel incendio, fue el fundamento de una decisión heroica y la única salida posible de ofrecer al enemigo las ruinas llameantes de una ciudad enteramente libertada.

En ese lapso, se había logrado detener el paso de las tropas colonialistas hacia la próspera villa de San Salvador de Bayamo, que ahora marchaban en pos de su recobro, con el mismo Conde de Valmaseda al frente del fuertemente armado contingente enemigo.

Por eso, ante la inminente recuperación de la ciudad por las tropas españolas, los bayameses, en otra prueba de valor y entrega a la causa independentista, inmolaban así a una de las ciudades de mayor riqueza cultural, arquitectónica y económica de la Cuba colonial en aras del ideal patriótico que los sustentaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario