viernes, 17 de enero de 2025

Necesidades de siempre

 


Por Marilys Suárez Moreno

El amor es una necesidad del ser humano que en el niño o niña alcanza todavía más importancia. Los menores de cinco años son los más necesitados de la atención del adulto, fundamentalmente en los dos primeros años de vida. Por eso, el tiempo que se les dedica nunca es excesivo, porque el pequeño ser necesita para sentirse seguro o satisfecho, saber que lo aman, que es importante para los que lo rodean, que las personas que se relacionan con él están contentas de atenderlo y estar a su lado.

No basta con que se lo digan o lo llenen de regalos complacientes, hay que demostrárselo con hechos y acciones afectivas, mantenidas a través de todo el tiempo en que se esté junto a la criatura, prodigándoles mucho amor, ternura y mimos.

Después de las edades tempranas, el tiempo de dedicación ha de ir decreciendo, puesto que aumentan las posibilidades de valerse por sí mismo y hacerse más independiente, lo que no quiere decir que lo dejemos a su libre albedrío.
Junto a la presencia constante de nuestro amor y nuestro apoyo, deben aparecer los límites, las valoraciones, juicios, prohibiciones y estímulos, de lo contrario, lo desorientamos y no facilitamos un adecuado desarrollo moral ni una formación de valores adecuada. De ahí la importancia en no contradecirnos y ser constantes en los ejemplos impartidos.

Tanto en la etapa preescolar como en la siguiente, es decir, la escolar de primaria, una de las principales tareas de la educación de la familia es la formación de hábitos de vida correctos que garanticen la salud física y mental de nuestros hijos, así como su adecuada inserción en la vida social.

La vida del niño hasta los 11 o 12 años tiene como actividad fundamental el estudio, se dan los primeros aprendizajes básicos, escolares, y aquí es imprescindible mantener una estrecha relación con sus maestros y que nuestra vida familiar sirva de reforzamiento y apoyo a esas enseñanzas que constituyen la base de su socialización.

Es la etapa de la pubertad y el tiempo que pudiéramos llamar de atención debe ser sustituido por el “tiempo de relación”; comprenderlo, brindarle amistad, tolerarlo, ser su confidente. Pronto arribará a una de las etapas más importantes de la vida: la adolescencia, que se caracteriza por el surgimiento de necesidades nunca antes sentidas con tanta intensidad, sobre todo la de autoafirmación y la de independencia.

En todos los casos, las mejores formas de comunicación son el amor, el cariño, la comprensión. Esos sentimientos contribuirán a darle seguridad y a crearles una actitud positiva hacia sí mismo.

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