viernes, 12 de julio de 2024

Mariana, esa mujer grandiosa

 

Por Marilys Suárez Moreno

Pensar en Mariana Grajales, esa mujer excepcional que les infundió desde la cuna a sus hijos, el aliento generoso del sacrificio, la vocación del heroísmo y el ansia de defender la sublime dignidad de la patria, es reconocer a una mujer que estuvo en pie de guerra durante 10 años de encarnizada contienda, porque ella, según frase del general Loynaz del Castillo, aprendió de Esparta a decir a sus hijos, “ya está curada tu herida; vuelve a las filas a cumplir tu deber”.

Cuando se unió a Marcos Maceo, Mariana era viuda y madre de cuatro hijos y de su unión con Marcos nacieron otros nueve, once de ellos murieron en combate, incluyendo a su esposo. Sus hijas participaron por igual en la lucha.

El patriotismo de Mariana Grajales Coello, animaba a los hijos y a cuantos admiraban a la mambisa heroica que supo de las penalidades de la guerra y del destierro. Si valientes y decididos fueron los hombres, no quedaron atrás las mujeres, quienes como Mariana, constituyen un símbolo de la presencia femenina en nuestras luchas independentistas.

Alguien dijo, con atinada percepción, que los Maceos tuvieron la suerte que la virtud de los padres les formara la recia armadura de su carácter y la solidez de sus principios. La que sería con el decurso de los años tronco fecundo de una familia de héroe, no logró por su condición de negra y mujer, acceder a estudios, pero lo suplió con una inteligencia natural y una gran comprensión de los problemas de su época, enmarcada en la esclavitud y el patriarcado.

Santiaguera de nacimiento, Mariana se preocupó por la educación de sus hijos y pagaba maestros en una época en que no era bien visto que un negro quisiera aprender, pero ella encausó su formación y forjó sus caracteres.

Fernando Figueredo que la conoció por esa época, la describió como una mujer robusta, de regular estatura, de movimientos ligeros, resuelta de tal manera que contrastaba con el carácter de su esposo. Ella fue esposa y madre de destacados combatientes, entre ellos, los generales Antonio y José Maceo, y una mambisa ejemplar que, ante la noticia del levantamiento armado de Céspedes, se fue a la manigua con 60 años, luego de hacer jurar a los suyos libertar a la Patria o morir por ella.

“Es Mariana”, decían, cuando se referían a la mujer que lo abandonó todo para correr al monte con su familia y ayudar a liberar la patria escarnecida. Ella no solo fue la esposa y madre de destacados combatientes, entre ellos, los generales Antonio y José Maceo, sino también una soldado ejemplar.

Y si bien la guerra le asestó duros golpes, como la muerte de Justo, el primero de sus hijos en caer; la de su esposo, Marcos y otros dos de sus vástagos, la fuerte matrona no titubeó. Y cuando casi 10 años después de dura contienda todos tuvieron que partir al exilio porque no se atemperaron a una paz que no contemplaba ni la independencia de Cuba ni la libertad de los esclavos, Mariana, Antonio y el resto de la familia enrumbaron hacia Jamaica, donde el hogar devino foco y bastión para los revolucionarios cubanos.

Y en Jamaica, se unió a su familia en la ingente labor de crear los clubes patrióticos y nunca dejó de apoyar la insurrección. Hizo cuanto pudo, dado su edad y achaques, para aportar y aconsejar a familiares y amigos. Allí falleció el 27 de nnoviembre de 1893, Su deceso conmovió a la emigración, en especial a Martí, quien había manifestado su devoción por ella y dijo: “Cuando se escribe de ella: es como de la raíz del alma”.

Mariana Grajales, quien nació el 12 Julio de 1815 en Santiago de Cuba, fue paradigma de mujer y madre cubana y su estirpe simboliza la hidalguía y el valor del pueblo. La historiografía la recuerda como una mujer rebelde, tierna e impaciente. Más esta madre quía inagotable para su familia, era una mujer toda sensibilidad y fortaleza, no solo por lo glorioso de su estirpe, sino también por su comprensión y entendimiento hacia los problemas de su época, regida por la crueldad de la esclavitud.

Desde 1923 sus restos, repatriados a Cuba, descansan en el Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. En su tumba, regazo de héroes y mártires de la Patria, se levanta un símbolo que señala el camino irreversible de la libertad de todas las generaciones del pueblo cubano.

El ejemplo Mariana forma parte de las mejores tradiciones patrióticas de nuestro pueblo que admira a esa mujer grandiosa que acunó a hijos tan dignos como ella misma.

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