Por Marilys Suárez Moreno
Pensar en Mariana Grajales, esa mujer excepcional que les infundió desde la cuna a sus hijos, el aliento generoso del sacrificio, la vocación del heroísmo y el ansia de defender la sublime dignidad de la patria, es reconocer a una mujer que estuvo en pie de guerra durante 10 años de encarnizada contienda, porque ella, según frase del general Loynaz del Castillo, aprendió de Esparta a decir a sus hijos, “ya está curada tu herida; vuelve a las filas a cumplir tu deber”.