Por: Alessandra Valera Padilla,
estudiante de 4to año de periodismo, Facultad de Comunicación de la Universidad
de La Habana.
Soy poesía porque nací en Cuba.
Soy poesía porque soy creada por mí.
Soy poesía porque no es por nada: Yo estoy buenísima.
Soy poesía porque Soy Max, una mujer trans negra feminista que trata de ser ella misma dentro de una realidad racista machista cis heterosexista.
Max ríe, sufre, llora piensa, cuestiona, porque yo, Max, estoy cansada.
¿A su juicio, que definiría por afrofeminismo o feminismo negro?
-El feminismo negro, también
denominado afrofeminismo, es una corriente de pensamiento y acciones de
resistencia que han practicado las femenidades y disidencias afrodescendientes
y negras para sobrevivir las opresiones de raza, género y clase. Es la forma
que encontramos para luchar nosotras misma por nuestra causa, posicionar
nuestros derechos, que no habían sido anteriormente defendidos por nadie.
¿Considera que en Cuba existe una práctica
activismo-academia afrocentradas, es decir, un diálogo
entre la academia y el activismo, específicamente para abordar temas de
feminismo negro?
-Pese a que en Cuba la mayoría de
la población es afro, la academia luce blanqueada y el activismo relacionado con temas del feminismo negro abarca,
en su gran mayoría, a personas
negras; aunque eso está cambiando poco a poco, el trabajo que queda es mucho
mayor. De igual modo, no son priorizados los temas afrocentrados, así como la
bibliografía y el arte y menos aún en la academia, donde falta mucho camino por
recorrer, desde la investigación y el estudio, hasta la inclusión de temas de
género en las escuelas.
¿A su
entender, el arte también es activismo?
-El arte lo es todo y lo puede
todo. Creo, de hecho, que es la mejor manera de enseñar, de dejar huella sobre
las cosas, de hacer pensar a las personas. Sí, el arte es activismo también y
diría que una de las formas de activismo que más impacto tiene en la sociedad. En mi opinión, es la
forma de activismo más linda y de disfrute de todas.
¿Cuáles serían los principales desafíos que enfrenta el afrofeminismo
cubano desde el arte?
-Desafíos siempre hay y, en este
caso, son muchos más, porque no solo se trata de derechos o visibilidad, hablo
también de la sensibilidad, la empatía y la comprensión. Aún siguen siendo
muchas las trabas. Nuestro arte está limitado por el machismo, el racismo y la
discriminación que viene de todas partes; que nace, claro está, de un
pensamiento cerrado y antiguo, con el que aún tenemos que batallar muchísimo.
Desde su perspectiva de poetisa trans, ¿qué limitantes priman a la hora
de hacer un poema, desde el activismo, con fines educativo?
-Diría que el problema principal
sigue radicando en la ignorancia y en la falta de empatía. La gente tiene
demasiados prejuicios y eso les ciega, muchas veces es difícil llegar al
público precisamente por esos sesgos mentales que tienen. Les resulta más fácil
juzgar y vetar a una persona por ser diferente, en lugar de desbloquear su
mente y permitirse escuchar lo que alguien más tiene que decir. Es duro
decirlo, pero hay odio, hay mucho odio aun en la gente hacia las personas
trans, parece que resulta imposible entender que nosotros somos personas
también y que sus comentarios ofensivos y críticas mal intencionadas acaban
muchas veces con nuestras buenas intenciones de cambiar el mundo.
A su juicio, ¿cuáles serían las proyecciones primordiales a la hora de
generar una práctica activista antirracista y decolonial desde el arte?
-Necesitamos visibilidad:
destacar los proyectos emergentes, creo que es lo más importante. Se están
haciendo muchas cosas referentes a este tema y no se conocen prácticamente. Es
necesario apoyar todos estos procesos, desde una mirada interseccional. Por
otra parte, es importante seguir de cerca el trabajo de intelectuales,
artistas, activistas; todos ellos son educadores que nos ayudan a desaprender
todas las estructuras discriminatorias que heredamos de la colonización;
teniendo en cuenta, por supuesto, la realidad que existe hoy día y tomando como
partida la habilitación de estrategias gubernamentales y cierta implementación
de políticas públicas, como lo es el Programa Nacional de la Lucha contra el
racismo y la Discriminación racial.
¿Cuáles serían los caminos pendientes a recorrer por el afrofeminismo
cubano?
-Necesitamos, principalmente,
reparaciones históricas, que nos devuelvan nuestro lugar y nuestro valor como
mujeres afro. Es importante el cambio de pensamiento para seguir avanzando en
el proceso de igualdad. Por supuesto que es sumamente importante la gestión de
políticas públicas, pero lo más necesario es hacer llegar esas nuevas
posibilidades a la gente; la gran mayoría de las personas no conoce la existencia
de estas herramientas y eso es un problema importante. Pienso que el primer
paso es priorizar estos
temas, visibilizarlos, que la gente sepa lo que ocurre y puede actuar al
respecto. Ese sería el camino más cercano para lograr la prominencia del afrofeminismo.
La visibilidad y la empatía con
estos temas es la clave principal para el cambio. Cuba quiere seguir unida
desde la sororidad y la interseccionalidad, para que se sigan respetando todas
las diversidades y todas las personas. Si bien es cierto que la Cuba de hoy
tiene una misión de inclusión y empatía con los temas de género inmensamente
superior a la de años atrás, aún falta mucho trabajo por delante. Es importante
que la teoría y los conocimientos no se queden en la academia y en los
intelectuales; se precisa cambiar el pensamiento, también desde la base, en las
escuelas y comunidades, para lograr el verdadero cambio que necesita el país.
Cansada
de que me lean como un cuerpo, como un objeto…
Necesito una rosa, que me regalen una rosa.
Necesito que me amen y me aprecien por quien realmente soy, no solo apariencias.
Max, conciencia Max es inteligencia Max, sentimiento Max es magnificencia Max, profunda Max es poderosa Max INTERIORMENTE HERMOSA y por eso, Soy poesía.
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