El 31 de agosto se celebra el Día Internacional de los Afrodescendientes, en homenaje a las contribuciones de la diáspora africana alrededor del mundo y en consonancia con la necesidad de promover y proteger los derechos humanos y libertades fundamentales de estas comunidades.
Esta jornada fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2020, en la mitad del Decenio Internacional de las Personas Afrodescendientes (2015-2024), que tuvo como ejes principales: el reconocimiento, la justicia y el desarrollo.
Constituye una oportunidad para emprender acciones contra todas las formas de discriminación racial y reafirmar la igualdad de derechos, reconociendo su potencial de contribución al desarrollo y bienestar de la sociedad.
El término “afrodescendiente” fue reconocido por los Estados y las Naciones Unidas como un concepto de carácter jurídico y político, acogido durante la Conferencia Regional de las Américas, realizada en Santiago de Chile en el año 2000, como preparación para la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban (Sudáfrica) en 2001.
En esa ocasión, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Red Interamericana de Altas Autoridades sobre Políticas para Población Afrodescendiente (RIAFRO) organizaron una sesión para abordar el tema de la discriminación racial, desde las más distintas perspectivas.
La creación de esta efeméride fue presentada por Costa Rica, copatrocinada por 52 países miembros para su aprobación en Asamblea General de las Naciones Unidas.
Esta declaración se genera en el marco del centésimo aniversario de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Negros del Mundo, mediante la cual se reconoció el 31 de agosto como día para celebrar las contribuciones de las personas afrodescendientes y las diásporas en el mundo.
Uno de los principales antecedentes lo constituye el Decenio Internacional de los Afrodescendientes, proclamado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Esta proclamación se centra en la protección de los derechos de las personas de ascendencia africana, así como en el reconocimiento de sus aportes y la preservación de su patrimonio cultural.
A pesar de registrarse algunos avances en el ámbito legislativo, normativo e institucional, siguen manifestándose diversas formas de discriminación racial, marginación y exclusión, evidenciado en materia de derechos humanos y en las desigualdades estructurales.
*(Tomado de Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud, Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos (Mercosur) y el sitio diainternacionalde.com )
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