Por Lisandra Pérez Coto
Si te digo que en Cuba se ponderan y respetan los derechos de la comunidad LGBTQ+ seguramente no estarías de acuerdo. Como tampoco lo estarías con la afirmación de que se trata de una comunidad marginada, invisibilizada o sin herramientas.
¿Por qué esta ambigüedad entonces? Porque en una sociedad fuertemente construida desde el heteropatriarcado, como la cubana, a veces no basta con el respaldo legal (todavía con deudas en este sentido) sino que es preciso transformar también desde lo cultural, una tarea, ya sabemos compleja y multifactorial.
A propósito de la reciente jornada cubana contra la homofobia y la transfobia, volvemos sobre este tema, complejo y necesario, en tiempos donde los retrocesos en materia de derechos amenazan desde la hegemonía mundial.