El reconocimiento del aporte de las mujeres a la identidad nacional es todavía un tema en el que se debe profundizar.
Por Isabel Moya
En el tórrido verano de 1762, muy cerca de aquí, los ingleses se lanzaron a la toma de la “siempre codiciada” San Cristóbal de La Habana. En los libros de la historia oficial un nombre de hombre se recoge como el protagonista de aquellos: Pepe Antonio, hijo de la villa de Guanabacoa
Desde niña me enseñaron que ese cubano representaba nuestra identidad nacional, nuestra rebeldía, y el amor a Cuba o al decir de Dulce María Loynaz “yo no diría la más hermosa, diré mi país, mi sangre…”
Sin embargo, un grupo de mujeres habaneras envió un memorando al rey Carlos III de España para protestar airadamente por la entrega de la plaza y la dejación, en manos de los civiles, de la defensa de la Villa.