Realizan en La Habana jornada para fortalecer la labor de las consejerías y transformar la atención a la violencia de género.
Por Marilys Zayas Shuman y Gabriela Milena Padrón Morejón
Fotos: Cortesía de las y los participantes
Con el compromiso de fortalecer los servicios de atención a mujeres víctimas de violencia, dio inicio en La Habana el taller del Proyecto “No Más”, un espacio de encuentro, diálogo y proyección entre equipos de consejerías municipales que durante tres jornadas han compartido aprendizajes, desafíos y caminos posibles.
Las participantes provienen de seis territorios El Salvador, Las Tunas, Guantánamo, Bayamo, Plaza de la Revolución y Marianao, con un objetivo común: consolidar las consejerías como modelo de atención integrada a mujeres en situación de violencia desde una lógica comunitaria, territorial y articulada.
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Se identificaron logros, obstáculos y alianzas y se socializaron buenas prácticas desde la experiencia local. |
La jornada inaugural se enfocó en facilitar el intercambio entre territorios, revisar avances del proyecto desde enero último y levantar un diagnóstico preliminar de capacidades.
Se identificaron logros, obstáculos y alianzas y se socializaron buenas prácticas desde la experiencia local. Las expectativas expresadas por las y los participantes coincidieron en la urgencia de fortalecer la prevención, sistematizar los casos atendidos y robustecer redes comunitarias sostenibles.
En el intercambio colectivo se socializaron aprendizajes acumulados, que han contribuido a consolidar la visibilidad y expansión del modelo en los territorios.
Se comentó el impacto de talleres de formación, encuentros interterritoriales, presentaciones en espacios institucionales y comunitarios, campañas comunicativas, elaboración de agendas locales y articulaciones con actores estratégicos.
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Las percepciones compartidas subrayaron la importancia de ampliar los enfoques teórico-metodológicos. |
Frente a este recorrido, se trazaron caminos posibles como fortalecer las alianzas interinstitucionales, ampliar la colaboración con medios, mejorar el acceso a herramientas formativas y diversificar los formatos de atención para llegar a mujeres en diversas situaciones.
Estas propuestas se sostienen en la idea de que el fortalecimiento de las consejerías no depende únicamente de recursos técnicos, sino de la sensibilidad colectiva, el reconocimiento del saber y la disposición ética a reparar.
Las percepciones compartidas subrayaron la importancia de ampliar los enfoques teórico-metodológicos, superar una visión centrada únicamente en la violencia extrema y reconocer todas sus manifestaciones.
Se reiteró la necesidad de comprender las tipologías de violencia, explorar recursos para acompañar a las mujeres desde el reconocimiento de sus vivencias, adiestrar habilidades para evitar la revictimización y desmontar mitos y estereotipos arraigados en los imaginarios sociales.
Entre los desafíos mencionados se destacaron la falta de herramientas para el manejo emocional de las consejeras/os, la necesidad de protocolos claros que delimiten tiempos y límites en la atención y la urgencia de fortalecer la supervisión técnica y el trabajo en equipo.
También se abordaron aspectos del autocuidado, el registro ético y sensible de datos, el control emocional en situaciones de alta tensión y las claves para intervenir en crisis.
Especial atención merecieron los casos de mujeres con alta vulnerabilidad, como aquellas en situación de discapacidad, para quienes se propusieron estrategias centradas en la empatía, los límites saludables y la contención profesional.
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La Dra. Clotilde Proveller compartió la experiencia del Grupo Nacional para la Atención y Prevención de la Violencia, creado en 1997 |
El taller también abrió espacio para revisitar el camino institucional recorrido en Cuba en el abordaje de la violencia con perspectiva de género. La Dra. Clotilde Proveller compartió la experiencia del Grupo Nacional para la Atención y Prevención de la Violencia, creado en 1997 por la FMC, como parte de los compromisos asumidos tras la Cumbre de Beijing.
En 2012, el grupo pasó a coordinarse desde el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, reconociendo oficialmente la violencia como problema social.
Proveller destacó el papel pionero de la FMC, la presión ética de organizaciones aliadas y el compromiso del Estado en garantizar continuidad estructural a estos esfuerzos.
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Mayra Díaz, funcionaria de la FMC Nacional, compartió cómo la pandemia evidenció una agudización de la violencia en los hogares |
Por su parte, Mayra Díaz, funcionaria de la FMC Nacional, compartió cómo la pandemia evidenció una agudización de la violencia en los hogares, lo que impulsó la creación de un grupo asesor y el Programa para el Adelanto de las Mujeres junto a nuevos protocolos de actuación.
Señaló que la respuesta a la violencia no puede ser episódica ni reactiva: requiere planificación sistemática, acompañamiento constante y narrativas que reconozcan cada caso como parte de un entramado de vidas que merecen dignidad, escucha y reparación. Su intervención reivindicó el valor de una narrativa empática, capaz de acoger desde lo concreto y promover una transformación social con sentido.
Este proceso es acompañado por especialistas de la consejería del Centro de reflexión y debate Oscar Arnulfo Romero y está impulsado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y su Editorial de la Mujer, junto a COSPE y el Centro Memorial Martin Luther King (CMLK), con el respaldo de la Unión de Juristas de Cuba y el Grupo Galfisa del Instituto de Filosofía, en el marco del Proyecto “No Más”.
Este encuentro no solo traza rutas técnicas y diagnósticos formales. Teje saberes y memorias, es una apuesta por acompañar con dignidad, reparar con escucha y prevenir con comunidad.
Cada palabra compartida, cada obstáculo reconocido, cada juicio, reafirma que las consejerías no son solo espacios de atención: son territorios de cuidado, de resistencia cotidiana y de construcción silenciosa de justicia.
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