Por Aime Sosa Pompa
Cada 20 de enero, en los Estados Unidos y en el mundo entero, se conmemora el legado de uno de los líderes más influyentes en la lucha por los derechos civiles: Martin Luther King Jr.
Esta jornada no solo sirve como un recordatorio de su vida y sacrificio, sino que nos invita a reflexionar sobre los valores que defendió y la relevancia de su mensaje en el contexto actual.
Contexto en el que la defensa de los derechos de las mujeres es además un aliciente para quienes luchan junto a nosotras por la igualdad, desde el esfuerzo colectivo.
A través de sus sermones, discursos y escritos, King inspiró a millones de personas resistir ante las opresiones. Su famosa frase: "La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes", resuena hoy más que nunca.
Su discurso más famoso, "I Have a Dream", no solo plasmó su visión de un futuro donde las personas no serían juzgadas por el color de su piel, sino que también se convirtió en un llamado universal a la paz y la unidad.
Martin Luther King Jr. y Ellen Baker
Hoy en día se debate sobre aquellos tiempos en los que un liderazgo carismático podría debilitar un liderazgo colectivo que debía nacer como resultado del trabajo directo con el pueblo, mientras se consolidaba una sociedad sexista en medio de un capitalismo racializado.
Los vínculos que estableció el también Doctor en Filosofía con feministas negras de los Estados Unidos, como Etta Horn, Ellen Baker y Beulah Sanders, “dueñas de sí mismas y capaces de expresar en voz alta sus ideas”, como las describiera el combativo preso afroamericano Mumia Abu-Jamal; fue toda una enseñanza para las prédicas del líder bautista.
Una anécdota puede revelar cuán decisivos fueron sus acercamientos a las luchas por los derechos de las mujeres en el campo de las leyes estadounidenses.
En medio del debate por un Proyecto de Ley Contra la Asistencia Social aprobado por el Congreso, Etta Horn, una de las más contundentes feministas negras del D.C., le pidió impresiones al Dr. King, pero este se quedó mudo. Incluso una de las asistentes, Johnnie Tillmon, líder de la National Welfare Rights Organization (Organización Nacional por los Derechos de Asistencia Social, NWRO), le inquirió con firmeza: “¿Donde estaba usted cuando nosotras estábamos en Washington buscando apoyo para las enmiendas que presentó el senador Kennedy?”.
Ellas representaban a las miles de madres dependientes de la seguridad social. Ese día el Dr. King admitió: “Tiene razón Sra. Tillmon, no sabemos nada sobre cuestiones de asistencia social; estamos aquí para aprender".
Mumia Abu-Jamal, en varios de sus escritos y entrevistas, ha reconocido las posiciones y conductas sexistas de esos capítulos de la historia estadounidense contra la injusticia racial y social.
Cuando participó en una entrevista radial con The Feminist Wire (La Conexión Femenina) en 2014, a propósito del Día Internacional dedicado a Martin Luther King Jr. reconoció: “hay que decir que las mujeres, como maestras, le enseñaron algunas cuestiones básicas. Porque, en el centro, en el mero corazón, tanto de la iglesia como del movimiento, estaban las mujeres.
Su fe, su sabiduría, sus conocimientos, y las visiones femeninas de un futuro mejor, alimentaron sus expresiones, y les dieron vida”.
Todavía los sueños de uno de los hombres más importantes del siglo XX, esperan por ser reales. Hace pocos días, la congresista Eleanor Holmes Norton, demócrata por el distrito de Columbia, pedía al Congreso de los Estados Unidos que se acometieran acciones más responsables, como mismo exigió en su tiempo el Premio Nobel de la Paz: “El Dr. King dedicó su vida a defender el derecho al voto de los miembros más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Su cumpleaños no es solo para conmemorar victorias pasadas. Debería inspirar a completar el trabajo de la nación en materia de derechos civiles”.
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