martes, 21 de enero de 2025

La neonatología en Sancti Spíritus: vocaciones y valentías para cuidar vidas (II)



Un encuadre donde el sacrificio tiene sus logros


Por Aime Sosa Pompa, Isel Quintana Freyre y Marilys Zayas Shuman

Por cinco años consecutivos, la provincia de Sancti Spíritus se ha destacado por tener la tasa de mortalidad infantil más baja de todo el archipiélago cubano.

Este notable logro es el resultado de un esfuerzo colectivo y de historias personales que se entrelazan con méritos profesionales.


En el corazón de este éxito se encuentra el servicio de neonatología del Hospital General Provincial Universitario Camilo Cienfuegos, un lugar donde cada día se vive la entrega y el compromiso hacia los más vulnerables: los recién nacidos.

Un equipo de Casa Violeta Cuba, radio online de la Editorial de la Mujer, tuvo la oportunidad de visitar este servicio y comprender por qué a la neonatología se le llama la especialidad del detalle. Durante nuestra visita, guiados por el doctor Manuel López Fuentes, especialista de primer grado, pudimos dialogar con un grupo de profesionales apasionados que hacen de su labor una misión hermosa.
Este campo de la medicina que se ocupa de los recién nacidos, especialmente aquellos que nacen prematuramente o con complicaciones, es un verdadero reto que requiere no solo de conocimientos técnicos, sino también de una profunda empatía y dedicación.

Si hay algo que nos asombró en el recorrido que hicimos con el doctor Manuel López Fuentes, también responsable del Comité de Morbilidad Continua; fue ese silencio respetuoso que se percibía en cada rincón.

En su labor diaria, demuestran que es mucho más que una profesión; es una vocación que transforma vidas.

 
Una de las mañanas en el servicio de neonatología.

Para Lisneth Rodríguez González es así. Ella lleva dieciséis años de graduada y cuenta con dos especialidades: en neonatología, hace seis años, y en medicina general integral (MGI).

Le preguntamos qué significaba estar en esa sala: “En poquitas palabras, si tuviera que escoger otra especialidad, volviera a escoger esta. No me veo haciendo otra cosa. No me veo siendo otra cosa que no sea neonatologa.

Algo nerviosa ante el micrófono, pero muy segura, se sentía Yenisbeth, estudiante de medicina de quinto año y alumna ayudante, quien estaba emocionada al hablar de sus experiencias: “Me gusta mucho el servicio, se trabaja muy bien, hay mucha disciplina y control de todo. Es un buen equipo de trabajo”, comentaba.

Según nos dijo, la elección de esta especialidad no fue casualidad. “Decidí dedicarme a la neonatología porque me gustan mucho los niños y el recién nacido. Es el momento más importante de la vida de las personas”.
Queríamos saber, ya que era la más joven de todas las presentes, si no le impresionaba lo que allí veía, pero a pesar de los retos que implica trabajar con pacientes tan frágiles, Yenisbeth todavía encuentra una profunda satisfacción.

“Me imagino que en un momento dado, a todo el mundo le impresiona, pero la parte que más me motiva es que estás ayudando al recién nacido a salir adelante, ayudándolo a vivir".

Cuando escuchamos a Claudia Obregón Pérez, residente de primer año, nos pareció que también estaba viviendo esa especie de magia que para las familias viene siendo el milagro: “a mí en realidad me gusta mucho la neonatología, es la etapa de esta transición de feto a recién nacido. Hay muchas complicaciones y enfermedades congénitas que pueden surgir, pero ver a un bebé malito y luego verlo recuperado es una satisfacción muy grande”.

A pesar de que estábamos casi como interrumpiendo un tiempo de descanso, el orgullo de haber elegido ese camino se notaba en cada una de ellas, mientras conversaban sobre los compromisos que demandan todos esos conocimientos.

Lo que sí no esperábamos era el regocijo al entregarles un donativo de copas menstruales que enviara desde La Habana el Secretariado Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas.

Un acierto que nos quedó de ese momento: es importante que hablemos sobre estos temas y compartamos porque a veces, las mujeres se olvidan de cuidar de sí mismas.

A medida que nos despedíamos de quienes estaban en el servicio de neonatología del Hospital Camilo Cienfuegos nos quedó claro que el éxito en la reducción de la mortalidad infantil en Sancti Spíritus no se trata de un número; es el resultado de historias humanas llenas de dedicación, amor y sacrificio.

Nos enorgullece decir que allí cada pequeño corazón que late es un reflejo el compromiso colectivo por cuidar y proteger lo más valioso: la vida.


**El agradecimiento a Maybel González, representante de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en Sancti Spíritus y al Doctor Manuel López Fuentes, ambos por la calidez y la profesionalidad que nos regalaron en el recorrido.

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