domingo, 17 de noviembre de 2024

Cantares de ida y vuelta

 


Gentilicio de las mujeres de la capital y género musical, La Habanera nació acunada por las olas y el canto de marineros y pescadores españoles, inmigrantes y los jóvenes reclutas forzados a venir desde la Península, durante la guerra con la España colonial. Todavía en nuestros días, el mar nos trae recuerdos de añoranzas y...


Por Marilys Suárez Moreno

Desandando los tiempos en que sus melodías cruzaban el océano en las voces de los marineros y pescadores españoles que, cautivados por hermosas cubanas, cantaban a los amores acá quedados, la habanera, ese género musical cubano que trascendió fronteras, nos trae cada noviembre sus aires, en alas de un evento insertado por derecho propio en las conmemoraciones por la conmemoración de la Ciudad: el Festival de Habaneras.

La inmigración y los forzados jóvenes reclutas venidos de la Península durante la guerra hispano-cubana, afianzaron los aires tristes y melódicos de un género que parece haber sido hecho para cantarle a la soledad.

La belleza de la mujer cubana, los males del amor, el paisaje natural, la descripción del ambiente y las costumbres de la ciudad capital en su entorno portuario, solían ser temáticas obligadas en sus textos nostálgicos y ardorosos. Cantares que llevaban recuerdos de añoranzas y vientos de mar entretejidos de sueños.

Surgida a finales del siglo XVIII, en los momentos en que nacía nuestra nacionalidad, fue España la descubridora y patrocinadora, quizás, del género que trasciende como expresión típica de lo criollo. De ahí que los elementos de la canción española estuvieran siempre unidos al patrón rítmico por el que se identifica a la habanera vocal en nuestros días.

Esta forma musical que al principio era cantada como cancioncillas y que, como la guaracha, asumió una forma peculiar de cantar textos sencillos, se mantiene también viva en España, donde anualmente se celebran festivales de habaneras en muchas de sus regiones.

Según escribió la musicóloga María Teresa Linares, allá le llaman “cantes de ida y vuelta”, al hecho de retornar a su país natal géneros nacionales que fueron estructurados utilizando elementos de estilos de la música española que vino con los colonizadores.

Títulos como La Carolina, Mi madre fue una mulata y Allá en La Habana, entre otros, son muy conocidos en España. De hecho, la significación de las habaneras para las culturas musicales del mundo iberoamericano, promovió el rescate y revitalización de esa modalidad musical, cuyas células iniciales se encuentran en las contradanzas de Manuel Saumell y en las danzas criollas de mitad del siglo XIX. También los grandes cultivadores del llamado género chico incorporaron las habaneras a sus zarzuelas, lo que también sucedió en Cuba con obras de músicos tan notables como Jorge Anckerman, Gonzalo Roig y Ernesto Lecuona.

Pero fue Eduardo Sánchez de Fuentes, compositor cubano de gran significación histórica, quien se destacó como el creador lírico más inspirado de ese género musical.

Mírame así, de su autoría, resulta un exponente genuino de ese estilo de danza vocal que se distingue por su cadencia y expresión de ambiente cubano. De este autor es también la Habanera Tú, considerada la más universal de sus composiciones.

No fue el único, otros compositores e intérpretes consagrados de nuestra música, como Miguel Matamoros y María Teresa Vera, recrearon hermosas habaneras temas tan inolvidables y antológicos como Mariposita de primavera y Veinte años. Y hoy día, Liuba María Hevia ha sido una de las cultoras más reconocidas de este género musical.

Mostrar la actualidad de un género que sentó pautas en las músicas de Cuba y España, amén de trascender otras fronteras, deviene hoy punto de partida para afianzar y renovar la tradición de sus cantares, casi perdidos en el tiempo. Por demás, llamamos habaneras a las mujeres oriundas de la capital y al género musical que las prestigia.

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