Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos este año en París habrá participación femenina y masculina en igual número: 5250 hombres y 5250 mujeres.
Por Lianne Garbey Bicet
Los Juegos Olímpicos de París 2024 marcarán un antes y un después en la historia de los eventos deportivos internacionales, al contar por primera vezbcon igual número de atletas masculinos y femeninos compitiendo en el certamen. Este logro sin precedentes representa un poderoso símbolo de progreso hacia la igualdad de género, destacando el enorme potencial que tienen este tipo de competiciones para promover la inclusión y la equidad.
Si bien los números de París resultan muy alentadores, aún queda mucho trabajo por hacer, ya que persisten desigualdades en otros ámbitos, como en los roles de organización y entrenamiento, que siguen siendo predominantemente masculinos. Solo 10% de los entrenadores son mujeres y en los roles ejecutivos la proporción no supera 40%. No obstante, hay que celebrar que desde que estos juegos fueron retomados a fines del siglo XIX, no había existido una cantidad pareja de competidores.
La lucha por la igualdad de género en el deporte olímpico ha sido larga. Haciendo una recapitulación por los archivos de este tipo de competiciones encontramos que en 1896 no hubo mujeres, mientras que en 1900 tan solo participaron unas pocas.
Figuras como Alice Milliat enfrentaron resistencia por décadas, antes de lograr la inclusión femenina en ciertas pruebas a partir de los Juegos de Amsterdam 1928. En la historia más reciente, resultan notables los juegos de Tokio 2020, donde la representación femenina fue de 49%, y en Río de Janeiro 2016, de 45%.
Los antecedentes de este hecho se remontan a 2014, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) hizo una serie de recomendaciones, entre las que se contaba el fomento de la igualdad de género a través de la inclusión de la misma cantidad de atletas hombres y mujeres.
Aunque este organismo internacional celebra el logro de este objetivo en sus más recientes publicaciones, paralelo a ello, otras cuestiones de género son objeto de debate en la escena internacional.
Las diferencias existentes en las pruebas femeninas y masculinas, como las distancias de las carreras, el tamaño de las pistas y las reglas que pueden propiciar discriminación, se encuentran al centro del análisis.
Acerca de este particular, un artículo del Bussines Insider Mexico señala que “las federaciones internacionales siguen imponiendo diferencias entre las pruebas masculinas y femeninas. Estas diferencias incluyen: la duración de las carreras, las categorías de peso, la altura, peso, tamaño y espaciado del equipamiento y el tamaño de las sedes. También el arbitraje, las reglas y los uniformes.
"Por ejemplo, en gimnasia artística, las diferencias entre las competiciones masculinas y femeninas incluyen requisitos de edad (18 años para los hombres y 16 para las mujeres); diferentes aparatos, el número de aparatos (seis para los hombres y cuatro para las mujeres), y el uniforme (pantalones largos o cortos para los hombres, leotardos o unitardos para las mujeres)”.
Sin lugar a dudas, las brechas de género continúan siendo un elemento importante en la escena deportiva internacional. El Informe Mundial sobre la Brecha de Género 2023, del Foro Económico Mundial, estima que se necesitarán otros 131 años para alcanzar la igualdad total.
No obstante, el avance hacia la igualdad de género en el deporte es innegable y las mujeres continúan luchando no solo por su participación, sino también por un respeto y reconocimiento equitativos en todos los aspectos.
Desde su origen en la Grecia antigua, donde solo los hombres podían participar, las mujeres han luchado por un lugar en el deporte. Aunque en 1928 se permitió la participación femenina en cinco pruebas olímpicas, la lucha por la igualdad ha sido larga y ardua.
Hoy, con 5.250 mujeres listas para competir en la capital francesa, se vislumbra un futuro más equitativo, pero el camino hacia la paridad plena aún es largo, por eso no somos pocos los que esperamos que los Juegos Olímpicos de París 2024 sirvan de inspiración para que otros eventos deportivos y organizaciones sigan este ejemplo y trabajen por un futuro más justo e inclusivo para todos.
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