Por Marilys Suárez Moreno
Este 29 de junio se cumplen 47 años del fallecimiento en La Habana de María del Carmen Villar Buceta y 125 años de su nacimiento en el hoy municipio de Pedro Betancourt, Matanzas. Pero, ¿quién fue esta mujer cuya historia de vida traspasó los límites de su existencia?
Adscrita a la vanguardia cubana de las convulsas y, por qué no, revolucionarias décadas del 20 y 30 del pasado siglo, María unió a su amor y lucha por los destinos patrios una pasión intensa por el mundo de la literatura, que cultivó desde que apenas tenía 16 años, edad en que publicó sus primeros versos en El Fígaro. Fue tal la calidad de estos, que hizo suponer a críticos y especialistas que se trataba de algún autor de renombre escondido en el anonimato de un seudónimo.
Periodista, poeta, activista y luchadora revolucionaria, Villar Buceta tuvo que asumir, apenas transitando la adolescencia, la enorme carga de su hogar y sus hermanos menores, tras la prematura muerte de la madre, lo que la obligó a dejar sus estudios primeros y labrarse una educación autodidacta de envergadura, impulsada por sus más recónditos afanes literarios y su pasión por la lectura, que le proporcionó nuevos horizontes a sus inquietudes líricas.
Tal era la calidad de sus poemas y escritos, que otros medios de la época le abrieron espacio en sus páginas y muy pronto llamó la atención de los círculos literarios más renombrados del país. Se conoce que su obra fundamental fue concebida entre los años 1915 y 1920 del pasado siglo y tiene muchas afinidades con lo que en ese entonces escribían el poeta y revolucionario Rubén Martínez Villena y José Zacarías Tallet, hombre de reconocida trayectoria literaria.
Otros de sus poemas insignes, “Desilusión”, apareció publicado en el Diario de la Marina en 1915. Pocos años después María se trasladó con su familia para la Habana, donde se empleó como redactora de un periódico. Fue por esos años que Martínez Villena quiso conocerla, sellando con ella una entrañable amistad.
Hermana de la también autora Aurora Villar Buceta, luchó junto a ella contra la dictadura de Gerardo Machado, participando en actividades públicas como periodista y activista revolucionaria. Integró, además, el llamado Grupo Minorista, organización cultural promotora de la vanguardia intelectual cubana de su tiempo, sin dejar de trabajar y colaborar en los más disímiles medios comunicacionales de su tiempo, como El Fígaro, Castalia, Bohemia, Carteles, Orígenes y Social, entre otros que sumaron su destacada pluma a su plantilla. Asimismo, fue integrante del Partido Comunista y sufrió los desmanes de la dictadura machadista.
Su poemario Unanimismo, publicado en 1927, se considera una especie de autorretrato que muy bien la describe. Definida por Raúl Roa como “la voz femenina más pura, honda y culta de la generación de los nuevos”, con fecha 6 de mayo publicó un manifiesto público del que ella y la también destacada periodista cubana Mariblanca Sabas Alomá fueron las dos únicas firmantes.
La labor literaria de María Villar Buceta se completa con una entrega que la recuerda, quizás más que su propia obra literaria, pues ella fue pionera del sistema bibliotecario cubano, con una serie de aplicaciones prácticas, simples y extensibles de clasificación en el campo de la bibliografía, además de recordársele como la primera profesora de esa especialidad que tuvo el país. Actualmente, la Biblioteca Nacional cuenta con una cátedra que lleva su nombre.
Mi colega, amiga y por muchos años periodista de esta Editorial de la Mujer, María del Carmen Mestas, que la conoció en la otrora Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, recordó que María fue profesora, directora de la Biblioteca y de ese centro educativo y trató siempre de sembrar en sus alumnos el afán por la lectura, lo que logró en muchos de sus pupilos.
Esta semblanza a vuelo de pájaro sobre María Villar Buceta, a 47 años de su fallecimiento el penúltimo día de junio, tiene, además del merecido recuerdo a la mujer culta, luchadora y adelantada profesora e investigadora bibliográfica que fue, el deseo de memorizarla en el presente y recordarla en su pasado.
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