Por Marilys Suarez Moreno
Los niños(as) lloran por muchas razones, según los psicólogos, porque el llanto es una respuesta emocional a una experiencia o situación de sufrimiento. El grado de su angustia depende de los niveles de desarrollo y de las experiencias que han tenido.
Lloran cuando sienten dolor, temor, tristeza, frustración, confusión, ira o cuando no pueden manifestar sentimientos sienten que no son atendidos como reclaman. El llanto es una expresión de desahogo y una respuesta normal a las situaciones angustiantes que un menor no puede resolver. Con el tiempo aprenderá a expresar esos sentimientos sin llorar.
En bebes, por ejemplo, muchas son las causas que pueden motivar el llanto de la criatura. Muchos son también los estímulos que pueden excitarlo. De todas las consideraciones se deduce que el llanto es un factor importante en los primeros meses de vida del niño o niña, además, de un instrumento comunicacional.
Si el bebé está seco, alimentado, no muestra signos de tener frio o calor y no hay motivo para suponer que tenga un dolor físico, como un cólico o dolor de oídos, hay que aceptar su lloro como una manifestación de comunicación y hallar los medios de establecerla sin angustiarse. Cargarlo un rato y ofrecerle algunos mimos, poder ser una solución.
Diversas investigaciones sobre el llanto infantil demuestran que la tensión del ambiente en el que vive el niño o niña puede influir en la intensidad y duración del llanto desencadenado del menor. Aseguran, que el infante se sintoniza con los estados anímicos de los miembros de la familia y el entorno. Por ejemplo, se siente agitado si la madre está cansada o tensa por algún motivo Y se muestra tranquilo, cuando mamá y papa están reposados y en armonía.
Muchos estudios exponen, sin embargo, que hay momentos en que el infante no cesa de llorar siquiera cuando se le carga, acaricia y se le habla dulcemente .Esto no quiere decir que no exista comunicación entre el menor y sus padres. A veces el llanto es inevitable y hasta necesario. Algunos psicólogos afirman que un día “malo” de llanto, de agitación, puede indicar una tensión correspondiente al paso de un nuevo estado emocional en desarrollo.
Los días calmados y tranquilos son aquellos durante los cuales las niñas y los niños viven sin sorpresa o no están sometidos a ningún cambio inesperado.
Aproximadamente uno de cada cuatro menores de seis años presentan trastornos del sueño, muchas veces porque les cuesta dormirse y también porque sufren numerosos despertares nocturnos o porque duermen inquietos y con pesadillas que los hacen presa del llanto.
Son muchas las cosas que puede calmar el llanto infantil, tantas como las razones que lo producen, pero la más importante es tatar de averiguar el porqué de ese llanto y hallar el medio de calmarlo sin perder la paciencia ni angustiarles más.
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