martes, 23 de enero de 2024

Josefa, la de las rosas

 

Fotos: De la autora

Por Yamylé Fernández Rodríguez

Si algo tiene bien puesto la camagüeyana Josefa es el apellido De la Rosa, pues justamente son flores las que brotan de sus manos a partir del óptimo aprovechamiento de algo tan asequible como los pomos vacíos de champú y placas de rayos X.

La idea le surgió en los momentos más complejos de la pandemia de la COVID-19, cuando su comunidad, perteneciente al municipio de Minas, se convirtió en una zona de aislamiento.

“Me sentí muy mal cuando vi los rostros tan tristes de mis vecinos debido a aquella situación y me puse a pensar de qué manera podía contribuir a que emplearan el tiempo libre. Entonces se me ocurrió esta idea de convidar a la recolección de pomos plásticos de champú para convertirlos en flores”, recuerda Josefa, quien por ese tiempo apoyaba el pesquisaje como secretaria general del Bloque 55 de la Federación de Mujeres Cubanas en dicha demarcación.


De esa manera nació un taller de artesanías en su propia casa, al que inicialmente se unieron su madre y hermana y, tras concluir el obligado encierro, se sumaron ancianas, jóvenes y todo el que encontró una forma amena de invertir sus horas libres en aquellas manualidades.

Sin embargo no es la artesanía la actividad fundamental de esta mujer emprendedora, pues el trabajo por el que recibe un salario consiste en Jefa de Partida en el hotel Iberoestar en Cayo Cruz.

En la instalación hotelera, tiene a su cargo el área de la mesa fría, el montaje, las decoraciones, también se ocupa de los platos principales como ensaladas compuestas y misceláneas en la cocina y el restaurante, sin dudas, una gran responsabilidad.

Maestra de cocina, con estudios culinarios en Italia, Josefa comparte sus experiencias con los más jóvenes y constantemente está innovando cómo adaptar platos internacionales a partir de otros ingredientes.

Con orgullo refiere que logró sustituir el marpacífico que utiliza en una de las recetas italianas por pétalos de rosas rojas y así obtuvo un sabroso membrillo similar “a una mermelada de fresa”- por la que ha sido premiada en distintos eventos- y otra vez las flores vuelven a coincidir, para bien, con esta creativa mujer.


Tan hermosas experiencias se han compartido con niñas, niños y jóvenes, que hoy, también son compañeras y compañeros de trabajo de Josefa, mientras que en su hogar suele recibir a personas de la comunidad, sobre todo muchachas, con ansias de aprender tanto del arte culinario como de la elaboración de flores plásticas.

“Es un orgullo y un privilegio aportar de esa manera a mi comunidad, al reciclaje, y a las nuevas generaciones”, dice Josefa, la de las rosas, en Minas y Camagüey.

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