martes, 9 de enero de 2024

Deseos para días de un nuevo año


Por Aime Sosa Pompa

Días de enero y de un nuevo año que incluso algunos olvidaron que iba a ser bisiesto, ya que, por las convenciones del calendario, así le toca al año 24 de siglo 21. Y menos mal, porque si esas personas se guían por las supersticiones, van a tener que estar cada segundo emitiendo un mantra de extrema energía positiva. Pero creo que hasta eso es agotador.

Por eso me encantaría abrir desde hoy una puerta a todos los actos y pensamientos que convierten a las intenciones en frutos deliciosos o provechosos. Siempre es bueno que alguien llegue y recuerde que existe el arcoíris, y que incluso para eso en determinadas coordenadas se nubla, cae un chin chin o se escuchan truenos y hasta caen fuertes aguaceros.

Pues ya llegó otro año más. Y el trato que propongo es seguir recibiéndolo, lo más acertadamente posible. Dicen que lo que se hace en los primeros doce días, determina el resto del año. Sea esa cifra o sean 15 jornadas, considero que podrías hacer estas dos cosas, y es solo una propuesta.

Primero: renuncia a ese cierto vicio de atribuirle la culpa, la maldita culpa, de todo lo que pasa a otros, en lugar de mirar hacia tus propias responsabilidades y acometidos. Segundo: ojalá, sin que nada te borre de pronto, rechaces la mala costumbre de quejarte y criticar todo. ¿Sabías que cada experiencia tiene un lado positivo?

Cuando estés en la mañana o en la madrugada en la cama, medio dormida o dormido, al levantarte no saltes violentamente, hazlo despacio, si quieres estírate o disfruta la compañía de quien duerme todavía a tu lado. Despiértale suavemente, echen una conversacioncita de esas que son agradables, íntimas, o dale un beso en la frente, en el hombro, en los labios, o acaricia su pelo o su cabeza. No es difícil, es un solo gesto y aunque no te des cuenta, algo bonito comienza a nacer con esos simples gestos, desde estos días del nuevo año.

Después sigue levantándote con calma total, no tienes la varita mágica destinada a la transportación a lo cubano, si es que dependes de ello. Así que cancela ciertos afanes y desesperos, detrás pueden comenzar a enraizarse el desorden y la confusión. ¿Sabes que cuando actúas con tal avidez y esa prisa, duplicas o triplicas el esfuerzo necesario, que no es el pan nuestro de cada día por cierto; y corres mayores riegos de equivocarte o tropezar, y no con la misma piedra?

Te dejo con un secreto a voces y que te dure estos 366 días: la naturaleza es hermana del universo y ambos son grandes maestros, por las convenciones nunca un minuto tendrá 59 ni 61 segundos, cada “cosa” tiene su tiempo y su ritmo.

Es más, si quieres puedes leer lo que viene al son de un bolero mañanero. Te lo pido, ¡TE LO RUEGO!, ¡por favor!: hoy no te quejes. Busca más bien en tu entorno, en ti o dentro de ti, una, dos o más razones para agradecer. Y no es una cantaleta, ni un disco rayado, esto de agradecer funciona y despeja cualquier borrón o cristal empolvado, como un efectivo parabrisas o la dosis exacta de alcohol en un café rocío de gallo.

¿Qué estás pensando mientras me lees? ¿Qué estamos rodeados? Sí, es cierto, así como dice el dicho. Pero estamos rodeados, además de las circunstancias de las aguas por todas partes, de gente con millones de características, virtudes y defectos. Como leí en algún lugar: si has dejado que tu corazón se convierta en un corazón egoísta, entonces actuarás de forma dura y seca. No querrás que te haga el cuento de la cigarra en su pueblo, ya te lo sabes. Si no, ¡pregúntame! La cuestión es que quien actúa con mezquindad no puede ser feliz, ni darle aunque sea una pizca de dicha a nadie, y que esa pizca no se parezca a la de sal.

Agrego: aunque te sientas mal, no permitas que nadie venga a echarte a perder esos instantes de bienestar que tanto defiendes en tu zona de confort, ese mismo espacio del que tenemos que salir de vez en cuando para poner los pies y las neuronas en la tierra. Cierra la puerta con suavidad, con mucho tacto, y sin encerrarte en una burbuja, sigue viviendo, respirando, siendo. !Alégrate de ser tú! Descomplícate un poco la vida. Esos son tus lunares, tus manchas, tu poco pelo, tu lindura, tu feura, tus dientes o los dientes que te quedan porque los otros ya se están partiendo, tus codos y rodillas que casi nadie las mira, tus cejas y el color del iris de tus ojos que solo conoces tú y el espejo, nadie más.

Lo escribo y yo misma me lo creo: libérate de las preocupaciones por lo que otros tienen y tú crees que te falta. Simplifícate, sin multiplicarte por cero. Pero creo que tienes que ser un tin más espiritual, y eso significa para mí, tener fe sin aferrarse tanto a lo material, como ese título de Juan Formell.

Ni sé cómo viene el 24, si lo supiera aquí lo escribiría. ¿Lo sabes tú? Lo puedes compartir o lo puedes guardar como el tesoro que nos pone el corazón feliz aunque esté en una palangana vieja.

Lo que sí me dejó el 23 es que en cada paso que me tocó vivir, encontré una enseñanza, un mensaje, una lección. Hasta en esas vivencias cercanas, las del chisme del vecino (no sé porque siempre dicen que es la vecina), las contadas en las colas o las que llegaron por la internet con el dichoso algoritmo.

Escarbé con fe y positividad, sin ser Cucarachita Martina con el Ratoncito Pérez, en esta tierra-isla que piso cada día, y crecí como persona. También le dí un chance a eso que le dicen karma y que es dialéctica y también es propósito, actitud como el reparador o la reparadora de sueños. Sin críticas a la humanidad, aparté piedras de aquí y basura de allá.

¿Qué más puedo desgranar en este campo florido de unas cuartillas? Deseo que en estos días de año nuevo, pienses siempre positivamente, pienses bien de los demás y pienses bien de ti mismo y de ti misma. ¿Seguimos con el trato?

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