Tomada de Cubasí
Por Lianne Garbey BicetEn el corazón del Caribe, donde el azul del cielo se funde con el mar en un abrazo eterno, se erige una dama de enigmática belleza y espíritu inquebrantable: La Habana. Hoy, al celebrar su 504º aniversario, esta villa, bautizada como San Cristóbal de La Habana, sigue desplegando su encanto, un hechizo que atrapa a quien se adentra en sus calles, llenas de historias, música y colores vibrantes.
La Habana, con su aire melancólico y alegre a la vez, es como una dama que ha vivido innumerables existencias, cada una tejiendo una parte de su rica y compleja personalidad. Sus edificios, algunos resplandecientes en su restauración y otros llevando con dignidad las marcas del tiempo, son el espejo de su alma: resiliente, orgullosa y siempre hermosa.
Esta ciudad no solo ha sido testigo, sino también protagonista, de importantes capítulos de la historia cubana y mundial. Pero, más allá de su arquitectura colonial, sus plazas que susurran secretos de antaño y su malecón que mira desafiante al horizonte, La Habana es su gente. Es aquí donde su magia se intensifica, gracias a las innumerables mujeres que han forjado su cultura y esencia.
Entre sus grandes amigas, ilustres damas de la cultura habanera y cubana, resalta La Giraldilla, una mujer convertida en el emblema silencioso y atemporal de la ciudad. Su figura, situada en lo alto del Castillo de la Real Fuerza, simboliza la resistencia y la elegancia de La Habana, mientras observan con una mirada que abarca siglos.
También está Cecilia Valdés, la inolvidable protagonista de la novela homónima de Cirilo Villaverde. Con su historia de amor y tragedia, ella refleja la complejidad social y cultural de una época que aún resuena en las calles capitalinas y la convierte en símbolo de la identidad cubana.
Aún sin haber nacido en esta ciudad, Dulce María Loynaz, la poetisa de la sutileza y la profundidad, es también una de las grandes amigas de La Habana. Su poesía, impregnada de un amor profundo por su tierra, es un espejo de la delicadeza y la fuerza de esta ciudad. Su obra, un homenaje eterno a la belleza y misterio que encierra esta urbe.
Finalmente, Alicia Alonso, nuestra prima ballerina assoluta, cuya carrera y vida están profundamente entrelazadas con la capital cubana. Aunque su arte trascendió fronteras, siempre mantuvo un vínculo inquebrantable con La Habana y reflejó su gracia, su pasión y su resistencia.
Por ese enigma que atesora en cada una de sus calles, La Habana también ha servido de musa para muchos artistas a lo largo de los años. Poetas como Nicolás Guillén y José Martí han inmortalizado su esencia en versos que capturan tanto su vibrante ritmo como su melancólica belleza. En la música, canciones como "La Habana Vieja" de Carlos Varela o "Habanera Tú" de Silvio Rodríguez, entre muchas otras, rinden tributo a sus calles, su gente y su inagotable espíritu.
Hoy La Habana celebra más de cinco siglos de existencia, como un ser vivo que respira, sueña y sigue enamorando. Su capacidad para renovarse y mantenerse relevante a través de los siglos es un testimonio de su espíritu indomable.
La Habana sigue de pie, desafiando el paso del tiempo, un lugar donde cada callejón, cada plaza, cada rincón, tiene una historia que contar. Ella no es solo una ciudad; es una amante, una madre, una amiga. Y en este aniversario, brindamos por ella, por su historia, su cultura y su gente, por ser un faro de inspiración y belleza en el mundo.
¡Felices 504 años, Habana! Que sigas enamorando a todos los que tienen la suerte de conocerte.
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