Tania Lahera Brugal una mujer que desde los 14 años ha sido ejemplo de dedicación y amor por la Federación de Mujeres Cubanas.
Desde la primera vez que visité la sede de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en Santiago de Cuba, la presencia silenciosa de esta mujer captó mi atención. En cada visita que he realizado a este recinto, la he visto envuelta en papeles y consultando informaciones de una puerta a otra.
Ella no es de las que se paran frente a las cámaras o los micrófonos. Su timidez es notable; sin embargo, su presencia es tan fuerte como la de cualquier líder nato. Por eso, en esta ocasión y a propósito de la cobertura informativa sobre el desarrollo del Onceno Congreso de la FMC en la provincia oriental, me decidí a entrevistarla para conocer la historia detrás de esta mujer, que coordina y ordena tareas de gran importancia para la organización.
Su nombre es Tania Lahera Brugal y es funcionaria de la esfera organizativa de la FMC en Santiago de Cuba. Al igual que muchas mujeres en el país, comenzó este viaje a los tempranos 14 años de edad. Desde aquel entonces, su constancia y compromiso han resonado en barrios y comunidades de la Ciudad Héroe.
“Comencé como organizadora de mi delegación y desde entonces, he sido la organizadora del bloque en el que resido, en el distrito 26 de Julio. Más tarde, me uní como reserva del municipio de Santiago y como cuadro profesional, y luego pasé a la Escuela Provincial del Partido”, nos comenta, haciendo referencia a sus más de 20 años de servicio como cuadro profesional de la organización.
Tania, cuyas raíces en la Federación se extienden a la tradición familiar, ha sido una figura silenciosa pero poderosa, cuya humildad esconde una vasta experiencia y una influencia que ha cruzado los límites municipales, para ser reconocida y respetada en toda la provincia.
En cada rol que ha asumido, Tania ha dejado una huella indeleble, unificando a diversas personas y sectores en un esfuerzo conjunto, que ha llevado a la Federación al cumplimiento de sus indicadores en diversas ocasiones.
“En mi barrio, siempre me buscan todas las federadas y recibo mucho cariño de las mujeres de otros municipios”, cuenta la entrevistada, en referencia a su paso por delegaciones de diferentes localidades de la provincia.
“Incluso, en las estructuras donde trabajé inicialmente aún me recuerdan; todos valoran mi método de trabajo interrelacionado con los sectores, el Poder Popular, el Partido, los Comités de Defensa de la Revolución, así como el resto de los factores de la comunidad, ya que el esfuerzo colectivo es lo que nos permite avanzar en esta importante tarea”, asegura.
Pese a los desafíos personales y profesionales, incluyendo el cuidado de sus padres mayores, Tania se mantiene inquebrantable, su vida es un testimonio del amor por la Revolución y un sentido de pertenencia indomable. Actualmente, por segundo mandato consecutivo, ella es delegada de su circunscripción, una misión que no sería posible sin el apoyo de su familia.
“En mi casa, todos me respaldan; mi mamá y mi papá dicen que son los secretarios del Consejo y a mi esposo lo hemos declarado como un 'federado voluntario', siempre está dispuesto a ayudar en cualquier tarea de la Federación”, comenta Tania, mientras no puede evitar que la risa forme parte de nuestro diálogo.
“Cada vez que un elector pasa por mi casa, me deja una nota con ellos y luego yo voy y lo atiendo. Así es como trato de ir solventando los problemas que van apareciendo por el camino".
Durante el actual proceso del Onceno Congreso, que hoy día acapara el quehacer de las federadas en todas sus instancias, la motivación de Tania es clara y más fuerte que nunca: “realizar un evento que honre y refleje el esfuerzo y las expectativas de las mujeres santiagueras y de la Revolución”.
Aboga por fortalecer la organización desde sus cimientos, para impulsar el quehacer de los comités municipales. “Debemos lograr que nuestras delegaciones actúen con el vigor necesario y representen adecuadamente a nuestras mujeres. Es crucial potenciar la política de cuadros, asegurando que se sientan responsables, comprometidos y que amen la organización. Ante los desafíos, no debemos darnos por vencidos; si tenemos problemas, debemos sentarnos, discutirlos y buscar soluciones para continuar avanzando”, comentó entusiasmada.
Tania, más que una funcionaria, es un faro de esperanza y un modelo a seguir. Su historia es un recordatorio de que la verdadera fuerza no proviene del ruido más estruendoso, sino del susurro más constante y decidido que avanza incansable, tejiendo el camino hacia un futuro de éxito y solidaridad."
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