Por Yohandra Gómez Amaró Especial de la ACN para Mujeres
Cuando Saily González Pando puso sus pies por primera vez en la fábrica de Cementos Cienfuegos S.A, la mayor de su tipo en Cuba, apenas tenía 19 años. Corría 2017 y comenzaba su adiestramiento como técnico medio en Química Industrial. Hoy, a sus 25 años, es la supervisora integral de molienda en la entidad.
Desde aquella época, los procesos de la planta la enamoraron y nunca más quiso despegarse del enclave, encargado de obtener el denominado oro gris para la exportación, además del abastecimiento de ese surtido a gran parte de la nación caribeña.
Cual hormiga laboriosa, en su corta pero intensa vida laboral, la joven ha rotado por diferentes áreas, desde materias primas, crudo, hornos y despacho hasta la sala de control central. Y allí encontró múltiples oportunidades de superación.
En entrevista con la Agencia Cubana de Noticias, mencionó sus estudios en la Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez, de cuyas aulas egresó en 2022 en la especialidad de Ingeniería Mecánica, mientras que en la empresa ha recibido capacitaciones de operadora de la sala de control, energética y analista de producción.
Asimismo, subrayó que profesores universitarios y expertos de otros centros la han preparado en cuanto a normas productivas, sistema integrado de gestión, cursos de inglés y de otras ramas afines, posibilidades que agradece a la dirección de la industria por convertirla en la profesional que es.
Entre los retos del día a día, enunció la organización de su equipo de trabajo, a fin de que el proceso fabril salga con la calidad requerida, según las normas, así como identificar los puntos débiles que puedan existir, por ejemplo, en la maquinaria, e informarlo al personal de mantenimiento para actuar con la mayor rapidez.
“Soy responsable de asesorar, resolver problemas y servir de enlace entre los subordinados y la dirección”, expresó y añadió que, para sortear cualquier desafío, primero debe tener confianza en sí misma y reflejarla en sus acciones, en función de garantizar mayor compromiso y respeto del colectivo.
“Aquí los ingenieros tenemos autonomía, desarrollamos iniciativas para solucionar las dificultades tecnológicas que se pueden presentar”, dijo. Es una labor en la cual todo gira en torno al polvo gris y, cuando se participa en la obtención de un renglón que va a todas partes, incluso fuera de fronteras, es algo de lo que está orgullosa.
Saily lidera el proyecto “Disminución del factor clínker”, cuyos objetivos consisten en disminuir los costos y el consumo de energía, aumentar la capacidad productiva y recortar las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
En ese sentido, afirmó que en 2022 lograron reducir en un dos por ciento el factor clínker con respecto al calendario precedente, un resultado muy importante porque cada punto porcentual minimizado en ese indicador representa un ahorro de 30 millones de pesos a la industria.
“Las nuevas generaciones contribuimos a elaborar proyectos, aportamos nuevas ideas y habilidades; si nos dan un poco de confianza demostramos todo el potencial que tenemos. Somos un motor indispensable para el progreso del país”, apuntó.
Por fortuna, Cuba cuenta con personas como Saily: perseverante, decidida y tenaz, líder por naturaleza, quien mira siempre al futuro con la aspiración de ser una profesional más competente para aportar a la construcción de un mejor país. Por eso, entre sus próximas metas, valora la idea de cursar una maestría en alguna especialidad relacionada con su trabajo y, más adelante, le gustaría acceder a un doctorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario