martes, 29 de agosto de 2023

Una mirada a la obstetricia con espejuelos de género



Cada 31 de agosto se celebra el Día Internacional de la Obstetricia, con el propósito de sensibilizar y concienciar a la población acerca de la mortalidad materna a nivel mundial. Ilustración Julia Kuo


Por Gabriela Orihuela

La obstetricia es la especialidad médica encargada de la atención del embarazo, el nacimiento y el postparto o puerperio, según detalla el portal Infomed. Está ampliamente vinculada con la ginecología, especialidad médica orientada a la revisión y tratamiento de enfermedades del órgano reproductivo femenino.

Asimismo, señala que el obstetra es el profesional de la Medicina que se encarga de la atención médica a la mujer embarazada y el feto, ejerciendo las siguientes funciones: realizar controles prenatales durante la etapa de embarazo; aplicar acciones preventivas para la óptima salud reproductiva y de atención al parto y postparto y proporcionar información a las futuras madres acerca de los cuidados del bebé, alimentación, lactancia e higiene.

En el siglo XII, la obstetricia solía reducirse a la ciencia o el arte de la reproducción humana. Sin embrago, actualmente se reconoce como una especialidad de la Medicina dedicada, al mismo tiempo de lo mencionado anteriormente, a otras condiciones de salud de las mujeres, como la menopausia, los desajustes hormonales, la anticoncepción (regulación de la natalidad) y la esterilidad.
Cada 31 de agosto se celebra el Día Internacional de la Obstetricia, con el propósito de sensibilizar y concienciar a la población acerca de la mortalidad materna a nivel mundial.

La lucha consiste en procurar las mejores condiciones de salud a las mujeres embarazadas, contribuyendo a la disminución de los índices de mortalidad materna y neonatal.

El Día Internacional de la Obstetricia se celebra en honor al día en que falleció San Ramón Nonatto (patrono de la obstetricia, mujeres embarazadas y parturientas) en 1240. Dedicó su vida a la redención de los cristianos cautivos. Fue sacerdote de la Orden de la Merced, siendo posteriormente nombrado cardenal por el Papa Gregorio IX.

La fecha contribuye, también, a destacar la importancia de la labor ejercida por médicos y doctoras obstetras en el cuidado de las mujeres, durante la etapa de embarazo, parto y cuidados del recién nacido.

Cuidado preconcepcional

La gestación comienza mucho antes de la implantación del óvulo. El cuidado preconcepcional debe iniciarse en las edades más tempranas de la mujer: aspectos nutricionales y del cuidado de su salud impactarán, de manera directa, en la evolución del futuro embarazo, en el desarrollo intrauterino del bebé y en el crecimiento del hijo o la hija después del nacimiento.

Por ello, resulta imprescindible el asesoramiento preconcepcional y el trabajo desempeñado por los y las obstetras.

Aunque la etapa del embarazo dura nueve meses, es recomendable hacer una visita preconcepcional a la consulta de obstetricia durante los meses previos, en la etapa de planificación del bebé, para detectar y prevenir posibles afectaciones que puedan influir en el desarrollo normal del embarazo.

De igual forma, la atención especializada durante el tiempo de embarazo es vital. La función de sus especialistas es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por tratarse de profesionales adecuado para la reducción eficaz y sostenible de la mortalidad materna y neonatal.

La ocurrencia de una muerte materna constituye un problema de salud y derechos humanos, reconocido a nivel mundial por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la OMS.

«Se estima que 80 de cada 100 muertes se podrían evitar, las y los profesionales en obstetricia trabajan para asegurar que las madres tengan un proceso seguro y sin complicaciones antes y después del embarazo», declara el artículo «Día Mundial de la Obstetricia y la Embarazada», publicado por el gobierno mexicano el pasado año.

Lo que sí existe

Fue en 2014 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la declaración para la “prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud”.

Cuatro años después, estableció una serie de recomendaciones para conducir ese proceso, entre las que sobresale que este no puede estar sometido a estrictos protocolos; pide contemplar las individualidades.

El XVII Congreso de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología se celebró en junio de 2019, en La Habana. Allí fue reconocida como problemática la violencia obstétrica.

«La violencia obstétrica es un problema multifactorial, como cualquier problema de salud pública, y se inserta en una larga tradición biomédica en que los cuerpos de las mujeres han sido patologizados e intervenidos en exceso.

Desde los albores de la biomedicina se conceptualizó al cuerpo femenino como patológico y con especial necesidades de control», expresó, para IPS, Michelle Sadler, directora del Observatorio de Violencia Obstétrica de Chile, investigadora adjunta de la Universidad Adolfo Ibáñez.

En una entrevista realizada por la periodista Yuset Puig Pupo, Liliana Gómez Ramos, máster en Ciencias de la Comunicación y ávida investigadora de la temática de género, reconoció que las miradas —cuando se habla de violencia obstétrica— deben ser más abarcadoras y rigurosas.

«Alude a que, desde los estudios actuales, se reconoce la existencia de violencia obstétrica en conductas o prácticas realizadas por el personal de salud durante el embarazo, parto y puerperio que, por acción u omisión, pueden ser consideradas violentas.

«Los catedráticos coinciden en que es durante el parto cuando mayor violencia se ejerce sobre la mujer, sobre todo porque está muy sensible, demanda un trato especial y es una práctica asumida que muchos médicos utilicen frases ofensivas y tonos duros para que reaccione, mas ¿esto no es institucionalizar el maltrato?, ¿las rutinas no pueden basarse en el refuerzo positivo?».

Sadler comentó que «una visión desvalorizada de lo femenino permitió que, en la atención biomédica, se sumen algunos fenómenos que son comunes a otras prestaciones de salud —como pueden ser la despersonalización de los usuarios o el trato jerárquico—, incluyendo una mayor violencia epistémica, una desautorización de las mujeres como sujetos que pueden conocer o que pueden participar activamente del proceso.

«Llegamos a episodios de crudeza, de una violencia o de ejercicio de abusos de distinta índole, que impactan profundamente en la vida de las mujeres», agregó.

No cabe dudas de que los impactos en la vida de las mujeres, de las familias y de los recién nacidos son de «diversa índole y también varían según la gravedad de los de los abusos vividos».

En los casos más difíciles de ejercicio de violencia obstétrica —donde existió de por medio el abuso verbal, psicológico, físico—, la persona siente que no fue considerada, que fue irrespetada, deshumanizada y objetivada. Las secuelas pueden derivar en trastornos de ansiedad, depresión post-parto, incluso estrés postraumático.

«Esto, por supuesto, tiene profundas implicaciones en la posibilidad de cuidar a los y las recién nacidas, en el apego, el vínculo que se puede generar, en la capacidad de amamantar, a corto, mediano y largo plazo y también las excesivas intervenciones obstétricas, las intervenciones innecesarias, como el exceso de cesáreas, por ejemplo», señaló la directora del Observatorio de Violencia Obstétrica de Chile.

Las brechas de género, el machismo y el patriarcado nos retan cada día y, definitivamente, nos alertan con su presencia en las disímiles esferas de la vida cotidiana.

La atención médica no escapa de ello. Debemos mirar siempre y desde todas las esferas de actuación con espejuelos de género.

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