Por Marilys Suárez Moreno
Por más de media hora, el pequeño Dayron se la pasó gritando a su mamá: “¿Por qué cogiste mi dinero?, era mío. Ahora yo te voy a coger a ti tu dinero”. La cantaleta seguía sin que la madre ni ningún otro familiar del pequeño, de unos 8 años de edad, le dijera algo.
Decididamente, la crianza que está recibiendo ese niño no es la correcta. Somos una referencia para nuestros hijos e hijas durante las 24 horas al día, 365 días al año. Pero no todo ese tiempo somos brillantes ejemplos de madurez y armonía familiar.
A veces incumplimos una promesa, mentimos a sabiendas de que el niño o la niña se darán cuenta y cometemos múltiples errores que, a la postre, redundan en una mala educación, olvidando que nuestros hijos e hijas nos ven como modelos; pero somos humanos, nos equivocamos y solo nos queda reconocerlo y tratar de hacerlo mejor.