Por Aime Sosa Pompa
María de los Ángeles no es una mujer débil, pero lamentablemente ya sus piernas no le responden, ni las manos; incluso ha perdido fuerza en los dedos, ni siquiera puede pelar un pepino para hacer una ensalada. Y hace muy poco se dio cuenta de que no puede levantar bien las piernas para ponerse las chancletas, cuando termina de bañarse.
No llega a los 77 años de edad todavía, pero vive sola en su apartamento en el reparto Abel Santamaría, el Salao´, como le dicen coloquialmente a ese sitio en la ciudad de Santiago de Cuba.
Es en un quinto piso, se tarda bastante para llegar allá arriba con los mandados, que los tiene que ir a buscar de poquito a poquito.
Ahora está asustada por todo lo que está sintiendo y hasta tristes pensamientos salen de su cabeza: “no quiero que me encuentren muerta en mi cama”.