Por Lianne Garbey Bicet
En el gran concierto de la vida, cada nota musical es un suspiro, una emoción, un grito de libertad o un susurro de amor. El Día Internacional de la Música se convierte en ocasión para reconocer la belleza del arte sonoro y su impacto cultural y social a lo largo de la historia.
La música es un río caudaloso que fluye entre culturas, fusionándolas y transformándolas. Ha sido y es un agente de cambio y una plataforma de expresión para voces marginadas. El papel de la mujer en este escenario resuena con fuerza y marca el ritmo de la transformación social.
Las mujeres han sido, y siguen siendo, portadoras de cambios; ellas abren caminos desafiando estereotipos, en una industria dominada por hombres. Desde Clara Schumann hasta artistas contemporáneas que cantan contra las injusticias, las mujeres han usado la música para expresar sus experiencias y luchar por la igualdad. Por ejemplo, según la Organización Internacional de Música, solo 20% de las composiciones publicadas en el último siglo fueron creadas por mujeres. Esa organización resalta la importancia de reconocer y celebrar sus contribuciones.