Por Lari Pérez Rodríguez
Si existe un elemento que une a todas las mujeres lesbianas en la historia, es la negativa a ser reconocidas socialmente como tal. El amor entre mujeres ha quedado reducido a eufemismos («buenas amigas», «compañeras de piso», «amistades particulares» …), que tienen su origen en una concepción occidental (por demás, patriarcal) del mundo. Esta censura de nuestra existencia ha traído consigo una discapacidad de derechos que persiste hasta nuestros días.